VARGAS Y RIVERA IGUALAN A 3 OREJAS EN EL TAMBO

01.10.2013 06:31

Redacción: Rodrigo Urrego www.puertagrande.net

Tambo – Colombia. Sebastián Vargas y Ricardo Rivera, volvieron a coincidir en la puerta grande de la plaza La Giralda de El Tambo (Cauca). Allí se encontraron, como lo habían hecho hace un año (esa vez junto a Paco Perlaza), pero esta vez en una tarde más compleja y ante muchas adversidades.

Vargas y Rivera llegaron hasta la puerta grande, pero lo hicieron por caminos distintos. El recorrido por Vargas fue menos complejo en apariencia. Sus dos toros de Ambaló tuvieron cierta movilidad y aceptaban los engaños sin malas ideas ni mayores complicaciones. Sin embargo ambos toros tuvieron escasa casta y a pesar de sus cualidades terminaron por rajarse.

El que abrió plaza fue quizás uno de los de mayor calidad del encierro. Vargas pudo confiarse a la verónica, especialmente en el quite. Y luego brilló en banderillas en un tercio que compartió con el matador Gustavo Zúñiga quien le mordió la oreja con un par al violín. Vargas le dio la réplica al hilo de las tablas en el que después de quebrar la embestida del toro asomó las banderillas detrás de su cuerpo. Con la muleta hubo pulcritud y recursos para mantener el nivel de intensidad. Una estocada tras un pinchazo fue suficiente para que se concediera el primer trofeo.

Con el cuarto, ya cuando la noche amenazaba con caer sin contemplaciones, Sebastián anduvo confiado para interpretar series de muletazos, especialmente por el pitón derecho. Y no ahorro esfuerzos y recursos para alegrar la embestida del de Ambaló que parecía agotarse. Hubo muletazos de todas las facturas, incluso con un inicio de rodillas que pusieron al público a su favor. La estocada fue soberbia, y aunque tuvo que recurrir al descabello, el clamor popular precipitó que la presidencia asomara dos pañuelos blancos.

En cambio, el camino que tuvo que atravesar Ricardo Rivera para llegar a la puerta grande fue más espinoso. El torero caleño, que reaparecía de la cornada que sufrió en Palmira, el pasado 14 de agosto, se llevó el lote con menos opciones del festejo. Desde que salió al ruedo, el tercer toro de la tarde trató de imponer su genio y sus malas intenciones. Parecía tener un defecto visual y buscaba el cuerpo de los toreros a traición. Parecía no haber fórmulas. Rivera le plantó cara e intentó engañar a su oponente. Apostó por la distancia corta, por ganarle terreno al animal y atacarlo. Eso sí aguantando las miradas amenazantes del de Ambaló.  Así logró arrancarle series meritorias que parecían imposibles. Los naturales, aunque ayudados tuvieron emoción. Y el toro terminó entregado al dominio del torero. No se quería dejar matar, Rivera tuvo que cazarlo y lo consiguió en un volapié con mucha dosis de riesgo. Consiguió la primera oreja de su cuenta personal.

El sexto fue un auténtico viacrucis. Rivera salió a buscar la llave de la puerta grande en las tinieblas de la noche y bajo un fuerte aguacero. Buscó el lugar donde la plaza tenía alguna iluminación, cerca de las tablas, y allí se empecinó en convencer a un toro que tal vez pudo haber desarrollado algunas bondades en otras circunstancias. Pero allí, en las tablas, Rivera quiso sacarle partido, y toreándolo por abajo y consiguió sacar dos series. En la última, por el pitón izquierdo, el toro lo empitonó de fea manera y le produjo una fuerte voltereta. En el piso lo tuvo a merced y alcanzó a darle con el pitón en la boca y en el rostro. Rivera se levantó de tan fuerte paliza y se fue en busca del morrillo. Dejó una estocada casi entera que emocionó al público que llenó la plaza. El gesto tuvo el premio de las dos orejas.

Gustavo Zúñiga, quien debutaba en la plaza de El Tambo, presentó sus credenciales en el primero de la tarde cuando fue invitado por Sebastián Vargas a cubrir el tercio de banderillas. No sólo ‘picó’ al líder del escalafón con un par a una mano, sino que se ganó a la gente. Ya en su turno volvió a rivalizar con Vargas en banderillas. El segundo de la tarde fue el de mejores condiciones del encierro. Embistió con fijeza y persiguió con nobleza. Virtudes que le permitieron a Zúñiga interpretar un toreo en redondo que conectó con facilidad, en el que apostó más por acompañar las embestidas que por el sometimiento. En este toro firmó sus mejores momentos pero los manchó con la espada.

El quinto del encierro también fue lidiado bajó la adversidad de la oscuridad. Zúñiga intentó con pases por arriba e intercalando ambos pitones, con el único propósito de garantizar la continuidad a la faena. Hubo voluntad. Y a pesar de unos feos fallos con la espada hubo una oreja como premio.  

Pero el premio mayor fue para Vargas y Rivera que volvieron a coincidir en la puerta grande e izados en los hombros de los costaleros.

Ficha Técnica del Festejo:

El Tambo (Cauca), plaza de toros La Giralda - Domingo 29 de septiembre, 2013 – Lleno - Se lidiaron seis toros de Ambaló, de desigual presencia y comportamiento. Se destacaron por su nobleza segundo, primero y cuarto. Pero en general adolecieron de casta. Peligrosos tercero y sexto. Sebastián Vargas (catafalco y oro): una oreja y dos orejas. Gustavo Zúñiga (celeste y oro): palmas y una oreja. Ricardo Rivera (purísima y oro): una oreja y dos orejas. Rivera, quien reaparecía de una cornada en el abdomen en la plaza de Palmira, sufrió una fuerte voltereta por el sexto que no tuvo mayores consecuencias.

 

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