1a de Lenguazaque: Desigualdad en la Presentación y Juego de los Ernestos y Entrega de la Terna

1a de Lenguazaque: Desigualdad en la Presentación y Juego de los Ernestos y Entrega de la Terna

02.02.2025  11:42 p.m

Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora

La corrida de toros con astados de Ernesto Gutiérrez dejó una sensación de desigualdad en presentación y juego, con bureles que oscilaron entre la nobleza, la bravura contenida y la absoluta falta de casta. Cristóbal Pardo, David Galván y Juan Hernández afrontaron la tarde con entrega, destacando momentos de temple y mando, aunque el juego del ganado condicionó la calidad de las faenas.

Lenguazaque - Colombia. La tarde en la plaza fue un fiel reflejo de la incertidumbre que acompaña la fiesta brava cuando el encierro no guarda una línea homogénea en su presentación y comportamiento. Los toros de Ernesto Gutiérrez, de muy dispar juego, marcaron el destino de la tarde y pusieron a prueba la técnica, entrega y capacidad de los toreros que hicieron el paseíllo. Algunos toros ofrecieron nobleza y opciones de triunfo, mientras que otros representaron un auténtico reto por su falta de casta, bravura y clase.

Cristóbal Pardo, encargado de abrir plaza, recibió con capa al primero de la tarde en lances acompasados, buscando acompasar las embestidas del astado, que, si bien tuvo bravura, careció de clase y casta. En muleta, Pardo demostró su oficio hilvanando una faena acompasada, con parsimonia y temple, logrando series meritorias por ambas manos, aunque limitadas por la condición del toro. La espada deslució su actuación, dejando un pinchazo y una estocada que resultó efectiva, pero insuficiente para que el público rompiera en ovación. Con su segundo toro, de encastada embestida pero escaso de bravura, Pardo estuvo variado de capa, combinando verónicas con navarras y chicuelinas que encendieron a los tendidos. Se gustó en banderillas con un tercio emotivo y comprometido. En la muleta, con temple y mando, impuso su ley por el pitón derecho, sosteniendo una faena de alta entrega. Sin embargo, la espada volvió a ser su talón de Aquiles, con dos pinchazos previos a la estocada final. Pese a ello, el público reconoció su esfuerzo con una vuelta al ruedo.

David Galván tuvo en su primero un toro de nobleza evidente, pero falto de casta y poder. Lo recibió con elegancia en verónicas y luego, en la muleta, encontró el sitio para hilvanar una faena de notable ortodoxia, con temple y pulcritud en la ejecución. A base de firmeza, mando y cadencia, extrajo muletazos de bella factura. Sin embargo, la espada le jugó una mala pasada con una primera estocada defectuosa, que luego enmendó con una segunda bien ejecutada. El reconocimiento llegó en forma de oreja. Con el sexto, un astado de embestida anodina, falto de bravura y con escasa clase, Galván tuvo que recurrir a su valor seco y honradez. Lo intentó todo en la muleta, estructurando series con arte y calidad, pero el burel apenas transmitía, impidiendo que la obra alcanzara cotas más altas. Los aceros volvieron a ser un obstáculo, con dos pinchazos antes de la estocada definitiva. El público, consciente del esfuerzo, lo despidió con silencio tras aviso.

Juan Hernández, por su parte, encontró en su primer toro un rival con nobleza, pero con evidentes limitaciones en casta y clase. En el saludo capotero, se vio su intención de torear con gusto, dejando verónicas acompasadas. En muleta, aunque tuvo momentos de buen trazo por ambos pitones, la faena careció de continuidad por su falta de decisión. No obstante, una gran estocada alivió su actuación y le valió para cortar una oreja. Con el quinto, un toro descastado, sin bravura ni clase, poco pudo hacer. Buscó someterlo con muleta firme, pero el animal simplemente no tenía nada dentro. Con la espada se alargó en demasía, recibiendo tres avisos que enfriaron el ánimo de los tendidos.

En síntesis, la desigualdad del encierro de Ernesto Gutiérrez marcó el desarrollo de la tarde. La nobleza de algunos toros permitió ciertos destellos de arte, pero la falta de casta y bravura en la mayoría de los bureles condicionó las posibilidades de los espadas. Cristóbal Pardo dejó patente su entrega y oficio, David Galván sobresalió por su temple y técnica, mientras que Juan Hernández navegó entre luces y sombras. Una tarde de contrastes en la que la técnica y el empeño de los toreros fueron la clave ante una materia prima que no siempre estuvo a la altura del cartel.

Ficha del Festejo

Domingo 2 de febrero, 2025. Feria Taurina de Lenguazaque - Primera de Feria - Toros de la ganadería de Ernesto Gutiérrez desiguales de presentación y juego. Cristóbal Pardo: Silencio y Vuelta al ruedo. David Galván: Oreja y Silencio tras aviso. Juan Hernández: Oreja y Silencio tras tres avisos. Lleno en los tendidos.

  

 

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