24.06.2025 03:55 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Una tarde de entrega sin reservas protagonizaron Castella, Luque y Rufo ante un lote dispar de Zacarías Moreno en la plaza madrileña. Pese a las limitaciones del ganado, la terna no escatimó voluntad ni recursos. Castella tiró de oficio, Luque de corazón, y Rufo se proclamó triunfador con dos orejas labradas a puro tesón. El esfuerzo colectivo elevó la categoría del festejo y la dignidad del toreo.
Arbeláez – Colombia. En el toreo, hay tardes que trascienden más allá del resultado numérico, que no se miden en orejas ni vueltas al ruedo, sino en la verdad con la que se pisa el albero, en la entrega que no negocia condiciones y en el esfuerzo que dignifica la profesión. El festejo del 24 de junio con toros de Zacarías Moreno fue precisamente una de esas jornadas donde la terna, formada por Sebastián Castella, Daniel Luque y Tomás Rufo, se dejó el alma en cada embestida, en cada muletazo, en cada decisión tomada frente a un encierro desigual. Fue una tarde de compromiso absoluto, de valor sostenido, y de una lucha silenciosa contra las dificultades que sólo los buenos aficionados saben apreciar. Aquí no hubo triunfalismo fácil, pero sí una épica forjada a base de técnica, corazón y pundonor.
CRÓNICA DE UNA TERNA QUE NO SE DEJÓ NADA EN CASA
A las siete en punto, como dicta la liturgia taurina, se abría el portón de los sustos en una plaza expectante. Seis toros de Zacarías Moreno, ganadería madrileña de abolengo y seriedad, aguardaban su destino para ser lidiados por tres toreros de procedencia dispar pero idéntica entrega: el francés Sebastián Castella, el sevillano Daniel Luque y el toledano Tomás Rufo. Una terna que no vino a pasar desapercibida, sino a partirse el alma frente a un encierro desigual, marcado por la justeza de fuerzas, pero también por la exigencia técnica y emocional que conllevó su lidia. Fue una tarde que À Punt transmitió para la historia, pero que sólo el corazón de los aficionados grabará en lo profundo de su memoria.
CASTELLA, EL MAESTRO INCANSABLE
Sebastián Castella abrió plaza con Lacerado, un toro que, de entrada, mostró las carencias que marcarían la tarde: fuerza escasa y recorrido corto. El francés, fiel a su concepto sobrio y técnico, se alargó en la verónica y volvió a firmar un quite por chicuelinas de buena factura. Pero la faena con la muleta exigía más que estética: pedía paciencia, ciencia y temple. Castella tiró de repertorio, de aguante, y sobre todo de cabeza. Por el derecho se le pudo ver con largura, pero la escasa transmisión del burel y la falta de acierto con los aceros lo dejaron sin premio. Escuchó un aviso y fue ovacionado. Con el cuarto bis, Cabezón, Castella brindó al público una faena de poder más que de brillo. Lo recibió por verónicas a pies juntos, con torería. Brindó al público, se metió en terrenos comprometidos, y aunque la faena fue diluyéndose con el agotamiento del animal, no se guardó absolutamente nada. Otro aviso, otra ovación, y una lección de profesionalismo.
LUQUE, EL CORAZÓN EN LA YEMA DE LOS DEDOS
La tarde de Daniel Luque fue una demostración de garra y amor propio. Con su primero, sin opciones en el capote y tras un toro marcado por una voltereta que mermó aún más su fuerza, intentó, insistió y logró momentos de conexión por el pitón derecho. Pero un desarme inoportuno rompió el ritmo, y aunque la estocada fue defectuosa, la ovación reflejó el reconocimiento a su entrega. Con el quinto, Luque dio una vuelta de tuerca. Desde el quite por chicuelinas hasta las poncinas finales, todo fue empuje, voluntad y una fe inquebrantable. Lo toreó con mimo, con alturas adecuadas, cuidándolo sin dejar de sacar cada embestida como si fuera la última. La faena creció con los tiempos, y al final, acortó distancias con circulares invertidos y luquecinas ajustadas que levantaron al tendido. Una oreja ganada a pulso, no tanto por el toro, sino por el torero.
RUFO, EL TRIUNFO DE LA INTELIGENCIA Y EL VALOR
Tomás Rufo se alzó como triunfador numérico de la tarde. Pero más allá de los trofeos, lo suyo fue un ejercicio de torería pensante, de valor técnico y emocional. Su primero, el tercero de la tarde, ya mostró más posibilidades. Rufo lo entendió de inmediato: sometió por abajo desde el inicio y luego se la jugó en distancias cortas, dejando circulares invertidos y un arrimón de los que cortan el aliento. El pitón rozó la taleguilla, pero él no dio un paso atrás. Estocada caída, sí, pero oreja indiscutible. Y con el sexto, Sevillano, echó el resto. Inició de rodillas, se fajó por ambos pitones, y firmó naturales de trazo largo y mando rotundo. La faena fue in crescendo, plena de temple, con una inteligencia poco común en toreros de su edad. La media estocada fue suficiente, y tras un aviso, paseó su segunda oreja.
LA TERNA: EJEMPLO DE COMPROMISO CON LA VERDAD DEL TOREO
La corrida de Zacarías Moreno no regaló nada. No hubo toro de vuelta, ni faenas de escándalo, ni explosión de pañuelos. Pero hubo algo más valioso: el esfuerzo sostenido, la actitud irreductible y el compromiso de tres toreros que se entregaron sin condiciones. Castella, con su magisterio y serenidad; Luque, con su raza y fidelidad al toreo profundo; y Rufo, con su frescura torera y capacidad de resolver, construyeron entre los tres un festejo que se recordará por su valor humano.
Cada uno a su estilo, en sus formas y con sus armas, demostraron que el toreo no sólo se mide en trofeos, sino en la hondura del intento, en el sudor derramado, en la piel expuesta. En una época de estadísticas y resúmenes, la corrida del 24 de junio quedará como un canto al esfuerzo colectivo, como una fotografía imborrable del toreo honesto.
Porque a veces, cuando los toros no ayudan, es el torero quien se convierte en toro. Y esa tarde, los tres lo fueron.
Ficha del Festejo
Martes 24 de junio, 2025 - Plaza de Toros de Alicante - Quinta de la Feria de Hogueras - Corrida de Toros. Toros de Zacarias Moreno y un 4º bis del mismo hierro variados de presentación y juego. Sebastián Castella (Terno catafalco y plata): Ovación tras aviso y Ovación tras aviso. Daniel Luque (Terno nazareno y oro): Ovación y Oreja. Tomás Rufo (Terno corinto y oro): Oreja y Oreja tras aviso. Incidencias: José Chacón saludó una ovación tras parear al primero de la tarde. Sergio Blasco y Fernando Sánchez se desmonteraron tras parear al sexto.