Beneficencia Madrid: Morante Rompe el Muro

Beneficencia Madrid: Morante Rompe el Muro

09.06.2025  05:49 a.m.

Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora

Ayer domingo 8 de junio de 2025, Morante de la Puebla abrió por primera vez la Puerta Grande en la histórica Corrida de la Beneficencia en Madrid. Con dos orejas tras una faena de altísimo calado estético, especialmente por sus tres naturales monumentales al cuarto toro de Juan Pedro Domecq, el genio sevillano selló una tarde de toreo profundo, medida y poderosamente sentida.

Arbeláez - Colombia. La historia del toreo se alimenta de gestas irrepetibles, de instantes en los que el arte se impone al tiempo y al juicio. El día de ayer, domingo 8 de junio de 2025, en la solemnidad centenaria de la Corrida de la Beneficencia, Morante de la Puebla quebró uno de los silencios más prolongados de la tauromaquia contemporánea: el de su primera Puerta Grande en la Monumental de Las Ventas. Fue una tarde tejida con la seda del clasicismo, bordada con la muleta del temple, y sellada con la hondura de tres naturales que ya pertenecen al patrimonio emocional de la afición venteña. Allí, donde tantas veces fue incomprendido o postergado, emergió el torero total, el intérprete mayor del arte antiguo.

La primera Gran Puerta de Morante

Ayer domingo 8 de junio de 2025, la Monumental de Las Ventas vivió una jornada para el recuerdo. En la tradicional Corrida de la Beneficencia, con el cartel de “No hay billetes”, Morante de la Puebla alcanzó un momento cumbre en su trayectoria: su primera Puerta Grande en Madrid.

La corrida, lidiada con toros de Juan Pedro Domecq, se desarrolló con diversa condición. Sin embargo, fue el primero y el cuarto toro, ambos de notable nobleza y clase, los que encendieron los vuelos del torero sevillano. Al abrir plaza, Morante firmó una faena de temple absoluto, hecha a base de largos redondos derechos y detalles de belleza sobrenatural. Con su primero, combinado de cadencia y ligazón, que concitó la admiración de los tendidos.

Pero fue el cuarto toro el verdadero protagonista de la tarde: un animal de hechuras elegantes, aunque falto de empuje, al que Morante aguardó con paciencia, templó en el cuerpo y condujo, hasta embridarlo. La faena se centró en tres naturales que rozaron la perfección: pausados, hondos, sin prisas, engarzando el toro bajo la muleta. Tres momentos de arte puro, que bastaron para cortar la segunda oreja y abrir esa histórica Puerta Grande.

Técnica y estética: los pilares del arte Morantista

Toreo de capote: Elegantes verónicas iniciales, combinadas con chicuelinas festoneadas y un cambio de mano de gran gusto, marcaron el sello estético desde los inicios.

Lanceo de muleta: Nunca atropellado, siempre con ritmo pausado y cadencioso, el toreo natural fue la columna vertebral de la faena. Especialmente destacada la despaciosidad reflexiva en los naturales al cuarto toro, latido constante del torero con la grupa del astado.

Culminación con la espada: Las estocadas, una en cada toro, aunque de colocación baja, fueron eficaces. El público respaldó la petición con pañuelos al cielo, sin discutir.

Contexto y repercusión

La Corrida de la Beneficencia es un festejo simbólico que cierra la temporada de San Isidro, ubicado en la plaza de Las Ventas, con el propósito de recaudar fondos para hospitales y contar con la presencia de la Casa Real.

Este año, registró cerca de 600 000 espectadores durante el ciclo, con un fuerte incremento respecto a 2024, donde la Beneficencia acaparó la atención como colofón taurino.

Morante no solo hizo vibrar a la afición, sino que generó una repercusión social inmediata. Sus tres naturales quedaron grabados en imágenes y redes, consolidando su aura como figura fundamental del arte taurino.

Legado y reflexiones

- Su primera Puerta Grande en Madrid fue fruto de un toreo profundo, basado en la templanza, precisión y sensibilidad estética.

- El triunfo confirma que su temporada, iniciada en Sevilla y rematada en Madrid, es una de las más sólidas de los últimos años.

- Queda instalada la esperanza de que este gesto estadounidense, tal y como él mismo lo definió, marque el inicio de nuevas gestas artísticas, tanto en Francia como en el resto de ferias.

En conclusión, Morante de la Puebla elevó a categoría histórica la tarde del 8 de junio. Su Puerta Grande en Madrid, nacida de una faena de hondura y elegancia, sella una interpretación taurina irrepetible. Una jornada que confirma que, a veces, el toreo más diáfano y contenido vale más que el estruendo.

  

 

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