
08.10.2025 06:29 a.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Diecisiete años después de su retirada, el maestro César Rincón vuelve al ruedo que marcó su destino: Las Ventas. En una entrevista concedida a David Jaramillo para el Diario La Razón (https://www.larazon.es/), el torero colombiano revive su vínculo con Madrid, confiesa la emoción de su reencuentro y defiende con pasión la tauromaquia como arte, cultura y libertad. Su cita del 12 de octubre no será una corrida más, sino el cierre glorioso de una vida entregada al toro y a la verdad del ruedo.
Arbeláez - Colombia. En el universo del toreo hay nombres que trascienden el tiempo, que no pertenecen solo a la historia sino al alma misma de la tauromaquia. Uno de ellos es César Rincón, el maestro colombiano que conquistó Madrid con su verdad y su temple. Hoy, diecisiete años después de su retirada, el destino lo convoca de nuevo al ruedo que lo convirtió en mito. En una entrevista concedida al periodista David Jaramillo para el Diario La Razón (https://www.larazon.es/), el torero revive los recuerdos, las emociones y las heridas que lo acompañan en su regreso a Las Ventas, donde el 12 de octubre sellará con arte y gratitud el último capítulo de su leyenda.
CÉSAR RINCÓN, ENTRE LA NOSTALGIA Y LA GLORIA
Han pasado treinta y cuatro años desde aquel 21 de mayo de 1991, cuando un torero colombiano, desconocido para muchos en ese momento, conmocionó al mundo taurino abriendo cuatro Puertas Grandes consecutivas en la Plaza de Toros de Las Ventas. Ese hombre era César Rincón, y aquel Madrid que lo consagró como mito es hoy el mismo escenario que lo verá volver, diecisiete años después de su retirada, para cerrar el círculo de su leyenda.
El anuncio de su regreso estremeció al mundo del toro: el 12 de octubre, en el festival organizado por Morante de la Puebla en homenaje al maestro Antoñete, el ídolo de Colombia volverá a vestirse de Torero para despedirse, esta vez sí, del ruedo que lo convirtió en eterno.
En una emotiva entrevista realizada por David Jaramillo para el Diario La Razón (https://www.larazon.es/), el Maestro Rincón habla sin artificios, con la sinceridad de quien ha vivido todo y lo ha dado todo. “La Plaza de Toros de Madrid me cambió la vida desde aquel 21 de mayo de 1991. Fue impresionante. Todo lo que tengo es agradecimiento”, confiesa el maestro, que aún vibra con respeto cuando pronuncia el nombre de Madrid.
UNA DEUDA PENDIENTE CON SU PLAZA
La historia entre Rincón y Las Ventas quedó con una herida abierta. En 2007, cuando anunció su retirada definitiva, una lesión lo apartó de su última faena madrileña. “Me quedé muy triste porque no pudo ser mi despedida en Madrid. Me faltó esa plaza, me faltó mi gente”, recuerda en la entrevista con La Razón. “Esta ocasión es bonita porque es un homenaje al maestro Antoñete, pero también es el momento de decirles a mi afición y a Madrid cuánto les debo. Es mi manera de darles las gracias y decir hasta siempre”.
Sus palabras destilan emoción, pero también responsabilidad. Volver a Madrid no es un gesto de nostalgia, sino un acto de fidelidad hacia su historia y su público.
LA INVITACIÓN DE MORANTE Y EL REGRESO DEL ALMA TORERA
El detonante de este retorno fue una llamada inesperada. “Morante de la Puebla me dijo: tienes que estar”, revela Rincón a David Jaramillo. “Me cogió totalmente desprevenido. Desde entonces no he dormido bien; llevo dos meses y medio con esa emoción y esa responsabilidad.”
Desde ese momento, el torero se reencontró con su esencia. “Estoy entrenando con las mismas calzonas de hace 17 años. No ha sido sacrificio, ha sido una ilusión. Verme anunciado en Madrid me cerró el apetito. He vuelto a soñar, a sentirme vivo. Soy el hombre más feliz del mundo”, declara.
El maestro se prepara sin mirar el calendario ni las estadísticas: su entrenamiento es espiritual tanto como físico. “No vengo a pasar el rato, afirma, vengo a rendir homenaje a Antoñete y a entregarme a Madrid. Quiero triunfar.”
EL TORO, REFUGIO Y RAZÓN DE VIDA
La entrevista de Jaramillo también deja al descubierto el lado más humano del Maestro Rincón. El torero no esquiva las sombras que lo acompañaron tras su retirada. “La vida ha sido muy puñetera conmigo, reconoce, pero el toro me devolvió la sonrisa. Siempre ha estado ahí. Hoy en día he vuelto a vivir gracias a él, porque te vuelve a ilusionar, a sentir.”
Sus palabras resumen una verdad que solo los grandes maestros entienden: la tauromaquia no es una profesión, es una forma de existir. Y su vuelta a Las Ventas es, más que un gesto, una confesión de vida.
DEFENSA APASIONADA DE LA TAUROMAQUIA
César Rincón no rehúye el debate. En diálogo con David Jaramillo para La Razón, lamenta profundamente la prohibición de las corridas en Colombia. “Nos han arrebatado mucho sin darnos cuenta. La tauromaquia significa historia, cultura, libertad. Es lamentable que dirigentes de mi país nos hayan quitado algo tan arraigado.”
Y lanza una advertencia: “Lo que empezó en Barcelona se trasladó a Colombia, a Quito, a Ecuador… y puede pasar en México. Hay que defenderlo aquí, en España, donde el arraigo es profundo. Los enemigos de la libertad están al lado nuestro.”
Recuerda que más allá del ruedo, el toro representa una herencia cultural que no se rinde ante la censura ni la incomprensión.
EL PÚBLICO JOVEN Y LA HERENCIA DEL ARTE
En la entrevista, el Maestro Rincón muestra una emoción especial al hablar de las nuevas generaciones. “Muchos jóvenes no me han visto torear, pero saben quién soy. Qué bonito despertar en ellos esa alegría. Es como debutar de nuevo.”
Esas palabras evidencian que su legado sigue vivo, que su nombre, pronunciado con respeto por quienes nunca lo vieron con el capote en la mano, es sinónimo de pureza, de temple, de verdad.
EL SUEÑO DEL ADIÓS
“¿Ha soñado la faena del 12 de octubre?”, le pregunta David Jaramillo. “He soñado mil faenas, responde el maestro. Un día entra de una forma, otro día de otra. Me encantaría poder citar un toro de largo y que se viniera como tantas veces lo he hecho. Ojalá haya magia para todos. No solo para mí.”
La frase resume la esencia de su regreso: no busca repetir la gloria, sino culminar una historia. Esta será su última corrida en Las Ventas, el cierre de una vida escrita con sangre, arena y arte.
César Rincón, el torero que conquistó Madrid y elevó el nombre de Colombia al Olimpo del toreo, vuelve al lugar donde todo comenzó. Entre la nostalgia y la gloria, su figura encarna el respeto a una tradición milenaria, la emoción de un adiós esperado y la certeza de que, mientras haya un toro bravo y un torero dispuesto a jugarse la vida, la tauromaquia seguirá siendo eterna.









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