15.06.2025 03:52 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
En una inolvidable Corrida In Memoriam con toros de Victorino Martín, Paco Ureña derrochó entrega, Emilio de Justo mostró su poder lidiador y Borja Jiménez bordó la torería en una tarde donde el temple, la técnica y el corazón pusieron en pie a Las Ventas. Faena con oreja para De Justo, dos para Jiménez y ovación cerrada para Ureña. Un encierro de exigencia, que reveló tres tauromaquias de verdad.
Arbeláez - Colombia. El cemento late distinto cuando lo que pisa el ruedo no es solo una figura humana con un traje de luces, sino un hombre atravesado por una verdad antigua, de esas que no permiten el artificio. Y así fue esta Corrida In Memoriam, con la leyenda del hierro de Victorino Martín flotando sobre cada embestida incierta, sobre cada muletazo robado al aire denso de Madrid. Paco Ureña, Emilio de Justo y Borja Jiménez, tres espadas que escribieron con sangre, arena y entrega una tarde de aquellas que se quedan tatuadas en el alma del aficionado.
UREÑA, UN POZO DE VOLUNTAD SIN FONDO
Nada más romper el paseíllo, Paco Ureña supo que lo suyo no sería una tarde de facilidad. El primero, Portero, fue de esos toros que miran al tendido desde el callejón con los pitones como puñales de aire. De 528 kilos, seriedad y aviesas intenciones desde el capote. Pero Ureña no vino a Las Ventas a pasar lista: vino a jugársela.
Su brindis a Victorino fue símbolo de respeto y de reto, y con la muleta trazó una faena a media altura, sosteniendo con fe lo que el toro no tenía de empuje. Tres tandas al natural de calado hondo, en las que la entrega del torero superó las carencias del animal. El cierre por doblones tuvo torería clásica, aunque la estocada defectuosa impidió premio mayor. Ovación cerrada. En el cuarto, con uno de vieja estampa y pitones en gancho, Ureña siguió su cruzada interior, buscando muletazos en un pozo seco. Pulcro, voluntarioso y siempre digno. Silencio que sabe a respeto.
EMILIO DE JUSTO, PODER CONTRA LA INCERTIDUMBRE
El extremeño tuvo que lidiar con la intermitencia. Garduño, su primero, era una caja de sorpresas: ora se entregaba por abajo con clase, ora se quedaba corto sin avisar. Pero De Justo, que tiene temple en las muñecas y fortaleza en la cintura, entendió el ritmo del toro y lo fue sacando muletazo a muletazo, sobre todo por el derecho, donde encontró más profundidad.
En el quinto, Milhebras, se encontró con un animal largo, abierto de cuerna, de esos que imponen desde la mirada. El toro no era fácil y exigía firmeza. Y Emilio respondió como torero de verdad, dejando quince muletazos que fueron de lo mejor de la tarde. Series ligadas, naturales de trazo largo y un cierre con trincherilla que hizo rugir al tendido. La estocada fue una firma en el corazón del toro. Oreja pedida con fuerza y concedida con justicia. Poder y pulso en Las Ventas.
BORJA JIMÉNEZ, TORERÍA DE OTRO TIEMPO
Y entonces llegó la sinfonía de Borja Jiménez. El sevillano tuvo que esperar hasta el sexto, después de una faena técnica al tercero, donde más que embestidas tuvo que lidiar con las dudas del toro. Pero el cierre fue suyo, completamente suyo.
Milhijas, un Victorino de 594 kilos, serio y bravo, encontró en Borja no un oponente, sino un espejo. Desde las verónicas por doblones del saludo hasta las series de naturales con la figura encajada y la muleta como espada de seda, la faena fue un monumento al buen toreo. Las series por la derecha, excelsas; los naturales, puros; los doblones finales, de academia. Y la estocada, arriba y rotunda, puso en sus manos las dos orejas. El toro, de vuelta al ruedo. Borja, en lo más alto de Madrid. Fue torería, fue temple, fue pasión.
TRES TAUROMAQUIAS, UNA MISMA VERDAD
La corrida de Victorino no fue fácil. No rompieron los toros por abajo, ni se regalaron en las embestidas. Pero ahí radicó la grandeza de la tarde: en cómo Ureña buscó lo que no había, en cómo De Justo impuso su poder para encauzar lo incierto, y en cómo Jiménez construyó arte sobre la bravura.
En tiempos de urgencias y titulares vacíos, esta tarde en Las Ventas recordó que el toreo no es espectáculo: es liturgia. Que no todo es cortar orejas, sino emocionar con el cuerpo y con el alma. Que la entrega, el poder y la torería siguen siendo el idioma sagrado de los elegidos.
Y hoy, Ureña, De Justo y Jiménez fueron eso: elegidos. Porque se puede torear con técnica, con cabeza y hasta con estética. Pero solo se llega al corazón de Las Ventas con verdad. Y esa, en esta tarde In Memoriam, se respiró en cada tercio.
Ficha del Festejo:
Domingo 15 de junio, 2025 - Plaza de Toros de Las Ventas - Corrida In Memoriam - Toros de Victorino Martín: 1o de justo poder y corto viaje, 2o de intermitente entrega, pero de buen pitón derecho, 3o de falto de entrega y fuerza, 4o sin alma, no se entregó ningún momento, 5o exigente el quinto y 6o bravo, con clase, premiado con la vuelta al ruedo. Paco Ureña (Terno palo rosa y oro): Ovación y Silencio. Emilio de Justo (Terno primera comunión y oro): Palmas y Oreja. Borja Jiménez (Terno visón y plata): Silencio y Dos orejas.