27.09.2025 02:53 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
El matador colombiano Cristóbal Pardo avanza con paso firme en tierras peruanas, afrontando una intensa campaña que lo confirma como un torero en plena madurez profesional. Su recorrido por cosos de Puno, Cusco, Ayacucho, Áncash y Cajamarca refleja no solo entrega artística, sino también la búsqueda incansable de consolidarse en el exigente panorama taurino internacional.
Arbeláez - Colombia. En el exigente y siempre competitivo universo del toreo, donde solo el talento constante y la disciplina diaria abren puertas de trascendencia, el nombre del matador colombiano Cristóbal Pardo brilla con renovada fuerza. El diestro caldense, con años de experiencia y madurez en el oficio, se encuentra en medio de una nutrida campaña en el Perú, país que se ha convertido en plataforma decisiva para su proyección profesional.
Durante el mes de septiembre, Pardo se ha enfrentado a compromisos de singular exigencia, demostrando temple, dominio de los terrenos y capacidad de comunicación con el tendido. El 09 de septiembre en Usicayos (Carabaya, Puno), abrió su recorrido en coso de altura, con toros recios que probaron su capacidad de lidiador experimentado. Al día siguiente, 10 de septiembre en Paruro (Cusco), mostró variedad con el capote y muleta llena de recursos técnicos, dejando en claro que su tauromaquia se encuentra en un punto de madurez y solvencia.
La campaña continuó con actuaciones de relieve: el 12 de septiembre en Ayaviri (Melgar, Puno), donde la conexión con la afición quedó patente en faenas de hondura; el 16 de septiembre en Sequello (Marcabamba, Ayacucho), tarde de compromiso donde la entrega y el valor se impusieron ante toros de complicada condición; y el 24 de septiembre en Jangas (Huaraz, Áncash), faena en la que cristalizó su ambición artística y su búsqueda de evolución en cada muletazo.
El calendario, sin embargo, no se detiene. El torero cafetero se alista para nuevos compromisos que consolidarán su campaña peruana. El próximo 27 de septiembre estará en Pilancones (Hualgayoc, Cajamarca), una plaza de exigencia donde la afición reconoce la entrega. Luego, el 30 de septiembre en Conima (Moho, Puno), otra cita en la que Pardo deberá ratificar su constancia y ambición. Octubre abrirá con compromisos de peso: el 06 en Sancos (Lucanas, Ayacucho) y el 11 en Tomepampa (La Unión, Arequipa), escenarios que pondrán nuevamente a prueba el temple, la técnica y la ilusión de un torero que busca escribir páginas de trascendencia en su carrera.
Más allá de los resultados inmediatos, lo que queda de esta campaña es la determinación férrea de Cristóbal Pardo. Cada tarde no solo se juega el triunfo artístico, sino la consolidación de un proyecto de vida que exige sacrificios, kilómetros recorridos por serranías y altiplanos, y la firme convicción de crecer en el plano internacional. El matador caldense ha entendido que el toreo es mucho más que un espectáculo: es disciplina, es respeto al toro y al público, es búsqueda incesante de perfección.
En Perú, tierra de profunda tradición taurina, Pardo ha encontrado el escenario ideal para reafirmar su vigencia y proyectar su carrera a mayores horizontes. La campaña 2025 no es solo un calendario de fechas; es el reflejo de un torero que, a través de la constancia, la entrega y el valor, busca el reconocimiento que solo se alcanza con la verdad en la arena.
El público peruano, exigente y conocedor, ha sabido valorar su tauromaquia de corte clásico y su disposición de entrega plena. Con cada muletazo, Pardo envía un mensaje claro: la madurez de su toreo no es casualidad, sino fruto de años de esfuerzo, sacrificio y una fe inquebrantable en su profesión.
En este camino de crecimiento, Cristóbal Pardo no solo se reafirma como un matador colombiano de referencia, sino como un torero universal, dispuesto a seguir construyendo su historia en el ruedo con la verdad y el arte como bandera.
