25.08.2025 10:30 a.m.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez
Diego Ventura volvió a erigirse como figura indiscutible del toreo a caballo en la Feria de San Julián de Cuenca. Tras su triunfo de tres orejas y rabo en Antequera, repitió hazaña con otra tarde memorable en la que cortó tres orejas y rabo, firmando una obra de auténtica maestría en el quinto toro. Rui Fernandes y Lea Vicens completaron una tarde de rejones de alto nivel, en la que el cigarrero confirmó por qué es la referencia absoluta del rejoneo actual.
Lenguazaque - Colombia. La expectación se palpaba desde que se abrieron las puertas de la plaza conquense. El ambiente de feria, los tendidos repletos y la ilusión de una afición entregada anunciaban que no sería una tarde cualquiera. El cartel reunía tres estilos distintos de entender el rejoneo, pero todos los caminos apuntaban a un protagonista: Diego Ventura. Tras su rotundo triunfo en Antequera, el cigarrero llegaba a Cuenca con el pulso firme y la inspiración encendida, dispuesto a volver a encender la llama de la pasión por el toreo a caballo.
LA GRANDEZA HECHA TOREO: VENTURA EN ESTADO DE GRACIA
La plaza de toros de Cuenca fue testigo de una de esas tardes que quedarán grabadas en la memoria de los aficionados al rejoneo. Con un lleno de tres cuartos en los tendidos, la primera de abono de la Feria de San Julián se anunciaba con seis astados de Benítez Cubero y Pallarés, y un cartel de lujo: Rui Fernandes, Diego Ventura y Lea Vicens.
Lo que nadie imaginaba es que, apenas 24 horas después de arrasar en Antequera, Ventura volvería a escribir otra página dorada de su trayectoria. El cigarrero, convertido ya en un referente absoluto del arte ecuestre, fue capaz de superar las dificultades de un encierro desigual, imponiendo su maestría, sus recursos técnicos y, sobre todo, esa conexión inigualable con el tendido que solo las grandes figuras poseen.
RUI FERNANDES: PUREZA Y CLASICISMO
El rejoneador luso abrió plaza con un toro voluminoso y falto de poder, al que exprimió con su toreo de pureza y verdad. Hubo intentos de encelar al de Benítez Cubero en la grupa y una rueda de rosas que caló en los tendidos, pero dos pinchazos dejaron su labor en silencio. En su segundo, “Pollito”, Rui mostró su esencia clásica: elegancia, sobriedad y temple. El público, entregado, pidió con fuerza la segunda oreja tras un rejonazo entero, pero la presidencia concedió solo una.
VENTURA: DE LA ENTREGA AL ÉXTASIS
La tarde cambió de signo con la salida de “Mateo”, el primero del lote de Ventura. El rejoneador se la jugó desde el primer compás, firmando quiebros de poder a poder con Quirico y Quitasueños que pusieron al público en vilo. Hubo emoción, verdad y un rejoneo cargado de exposición. El rejón final, aunque necesitó de descabellos, fue suficiente para abrir el marcador con una oreja que anunciaba lo que vendría después.
El punto álgido de la corrida llegó con “Vivo”, el quinto de la tarde. Un toro parado, agarrado al piso, que exigía un rejoneador con sabiduría y paciencia. Ventura, en estado de gracia, desplegó toda su tauromaquia: lidia en terrenos imposibles, tiempos exactos, quiebros de máxima pureza y un par sin cabezada con Bronce que desató la ovación mayoritaria. La rueda de rosas sobre Guadiana fue la rúbrica de una faena rotunda, cerrada con un rejonazo entero de perfecta ejecución. Dos orejas y rabo que confirmaron al cigarrero como dueño y señor de la tarde.
VICENS: ENTREGA Y TEMPLE
La amazona francesa Lea Vicens completó su actuación con dos orejas, una en cada toro. Con “Humanoso”, un astado cambiante de ritmo, mostró temple y capacidad de sobreponerse a las dificultades, brillando especialmente con Diluvio. En el sexto, “Zogallo”, un toro con tendencia a la mansedumbre, Vicens tiró de entrega y conexión con el tendido, firmando pasajes de gran mérito. Su capacidad de lucha y su temple francés fueron recompensados con la puerta grande.
EL ECO DE LA MAESTRÍA
Con esta nueva tarde triunfal, Diego Ventura reafirma su condición de número uno indiscutible del rejoneo. Su capacidad para crear faenas inolvidables, incluso en las condiciones más adversas, lo sitúa en un nivel donde solo llegan los elegidos. La plaza de Cuenca vibró con su maestría y volvió a enamorarse de un rejoneador que, sin duda, sigue escribiendo su leyenda a caballo entre la técnica y el arte.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuenca. Primera de abono de la Feria de San Julián. Corrida de rejones. Tres cuartos de entrada. Toros de Benítez Cubero y Pallarés. De poco poder y desigual condición. Destacó el quinto por la maestría de su lidiador. Rui Fernandes (en sustitución de Andy Cartagena): Silencio y Oreja tras petición. Diego Ventura: Oreja y Dos orejas y rabo. Lea Vicens: Oreja y Oreja.