28.11.2025 07:39 a.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
La fulgurante temporada de David de Miranda desemboca en una decisión histórica: el Maestro Enrique Ponce inicia formalmente su labor de apoderamiento junto al onubense, configurando una alianza que apunta a protagonizar la campaña 2026. Tras semanas de especulaciones, contactos y negociaciones, el diestro de Trigueros elige un proyecto de máxima exigencia y proyección.
Arbeláez - Colombia. La temporada taurina que acaba de cerrarse no solo dejó triunfos incontestables en los ruedos, sino que ha abierto un emocionante capítulo en la carrera de David de Miranda, uno de los diestros jóvenes que más ha calado en los tendidos durante 2025. Su paso firme, su capacidad de entrega y una evolución artística en constante ascenso lo han convertido en un torero señalado en rojo por la afición para la campaña 2026. La regularidad demostrada en plazas de primera, segunda y tercera categoría, así como su sólida personalización del toreo clásico, consolidaron un año en el que llegó incluso a franquear la Puerta del Príncipe, un hito reservado para muy pocos.
En ese contexto de madurez profesional y creciente expectación, se produce un giro trascendental: el Maestro Enrique Ponce, figura de época, referente indiscutible del toreo contemporáneo, inicia los caminos de apoderamiento con David de Miranda. La información, confirmada el 27 de noviembre por el periodista Zabala de la Serna, pone punto final a semanas de conversaciones discretas entre ambas partes y abre la puerta a una nueva etapa para el torero onubense. En el equipo también se integrará Juan Ruiz Palomares hijo, aportando juventud y gestión técnica a una propuesta que combina experiencia, visión y proyección de futuro.
UN AÑO DE DECISIONES Y COYUNTURAS CAMBIANTES
El camino hacia esta unión no ha sido recto. El pasado 27 de septiembre, tras dos años de trabajo conjunto, David de Miranda y José Luis Pereda anunciaron su ruptura de forma amistosa. La comunicación se produjo al término de la Feria de San Miguel de Sevilla, certamen en el que entró por la vía de sustitución, aunque la decisión ya había sido tomada con anterioridad.
Desde ese momento, el torero quedó en un limbo profesional, aunque solo en apariencia: su nombre no dejó de sonar en los círculos taurinos y, como él mismo reconocería después, “el teléfono no ha dejado de sonar”. Apoderados, empresarios y personalidades influyentes buscaban al torero que, tras su importante campaña, se proyectaba como una de las grandes apuestas del escalafón.
RUMORES, MOVIMIENTOS Y UN VOLANTAZO FINAL
En los últimos compases de la campaña, el diestro de Trigueros estuvo acompañado por el nazareno Antonio Rubio “Macandro”, amigo personal del torero y de José María Garzón, apoderado de Juan Ortega y flamante empresario del Coso del Baratillo. Ese vínculo generó un runrún creciente, alimentado por los estrechos lazos entre Garzón y varias figuras de peso en el mundo taurino. Sin embargo, aquel acompañamiento no era sino una muestra de amistad; pronto quedó descartada cualquier relación profesional.
Paralelamente, la empresa Pagés también entró en las quinielas. Las sustituciones que le facilitó, incluyendo Sevilla y Pozoblanco, y un viaje reciente a Lima junto a Ramón Valencia hijo parecían cimentar un acuerdo inminente. Pero el panorama dio un vuelco inesperado: la salida de Ramón Valencia de la plaza de Sevilla y su renuncia a la vicepresidencia de ANOET dejaron sin sostén institucional aquella posibilidad. El propio David de Miranda lo confirmó en un acto celebrado en Chiclana de la Frontera, aclarando que, aunque “todo estaba prácticamente cerrado”, aún no había tomado una decisión definitiva.
LA DECISIÓN: PONCE, UN MAESTRO PARA UN TORERO EN ASCENSO
Finalmente, tras semanas de análisis y múltiples propuestas, David de Miranda ha decidido apostar por una alianza con peso específico, solvencia artística y enorme profundidad técnica: el apoderamiento de Enrique Ponce, acompañado de Ruiz Palomares hijo. Para el onubense significa trabajar con un torero que dejó una huella imborrable en la historia del toreo, dueño de una tauromaquia pulcra, poderosa y de una ética profesional inapelable.
La elección no es casual: Ponce representa una filosofía del toreo basada en la armonía, la colocación, la técnica depurada y la capacidad de entender cada embestida. De Miranda, por su parte, es un torero en pleno despegue, con un concepto que combina clasicismo y frescura, hambre de triunfo y una capacidad de superación ejemplar. En términos taurinos, es una apuesta de “mano firme y cabeza clara” para consolidar definitivamente su sitio en la cúspide.
UN 2026 QUE SE PREVÉ DECISIVO
Con el nuevo equipo de apoderamiento ya definido, la campaña 2026 se perfila como un año clave. La afición espera verlo en carteles de responsabilidad, en plazas de máxima exigencia y ante toros de encaste diverso que permitan medir la dimensión total del torero. El respaldo de una figura como Ponce podría abrirle puertas estratégicas, orientarlo en la selección de compromisos y pulir los detalles que separan a los toreros buenos de los que hacen época.
Mientras tanto, el ambiente taurino celebra la noticia como el inicio de una alianza cargada de significado: un Maestro que vuelve al tejido profesional del toreo no para vestirse de luces, sino para guiar a una de las grandes promesas convertidas ya en realidad.
De Miranda ya ha elegido. Y lo ha hecho mirando alto.
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