
25.11.2025 07:23 a.m.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez
José María Garzón, figura de referencia en la nueva empresa taurina española, asume la gestión de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla tras casi un siglo bajo la misma familia. Su nombramiento corona una trayectoria marcada por la perseverancia, la innovación y la recuperación de plazas históricas, convirtiéndose en el mayor reto profesional del empresario sevillano, que define este momento como “el sueño de mi vida”.
Lenguazaque – Colombia. El teléfono no concede tregua. Una llamada solapa a la siguiente mientras nombres del mundo taurino, periodistas, ganaderos, toreros y representantes intentan conectar con quien hoy es el epicentro de la actualidad: José María Garzón. El empresario sevillano se convierte oficialmente en el nuevo gestor de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una decisión histórica que pone fin a más de cien años de continuidad empresarial en manos de una misma familia y abre un capítulo inédito en la historia reciente del coso del Baratillo.
“Es el sueño de mi vida”, confiesa Garzón, todavía con la emoción a flor de piel. “Sólo puedo dar gracias a Dios y a la Real Maestranza por confiar en mí. También a todo mi equipo de Lances de Futuro, que ha trabajado muy duro para que este momento llegara. Estoy agradecido a tanta gente que me ha apoyado”. Su voz, firme pero quebradiza, delata que este nombramiento trasciende lo profesional: llega cargado de memoria, sacrificio y una fe inquebrantable.
UN EMPRESARIO HECHO A SÍ MISMO EN LA TRASTIENDA DEL TOREO
La designación de Garzón es el punto culminante de una trayectoria que no nació en los despachos, sino en el campo bravo, en las plazas de tercera, en los retos imposibles y en la convicción de que la Fiesta necesitaba una empresa moderna, estética y respetuosa. Su recorrido no ha sido lineal: está hecho de constancia, riesgos calculados y decisiones que, vistas hoy, parecen premonitorias.
En 2006 fundó Lances de Futuro S.L., un proyecto que con el tiempo se transformaría en una de las empresas más dinámicas y reconocidas del panorama taurino nacional. Su sello: seriedad administrativa, sensibilidad artística y una imagen contemporánea, capaz de conectar con nuevas audiencias sin traicionar la esencia del rito taurino. Lo que empezó como un sueño empresarial terminó regentando cerca de treinta plazas de toros.
Entre sus hitos destaca la recuperación de cosos de enorme tradición como Córdoba, Almería, Cáceres, Torrejón, El Puerto de Santa María y Málaga, además de una brillante gestión de ferias como Santander o Granada, donde incluso logró contratar la presencia del torero de culto José Tomás, hito reservado solo para unos pocos.
UNA VIDA MARCADA POR LA TRAGEDIA Y LA SUPERACIÓN
El ascenso de José María Garzón cobra mayor dimensión cuando se conoce su trasfondo humano. Con apenas catorce años perdió a sus padres en un accidente de tráfico cuando regresaban de un tentadero. Ese golpe brutal marcó su adolescencia y terminó empujándolo hacia el refugio del toreo, primero como aficionado práctico y después como ganadero al adquirir, con sus hermanos, cuarenta vacas de Núñez del Cuvillo al cumplir la mayoría de edad. Durante más de dos décadas se mantuvo vinculado al campo bravo, donde aprendió el oficio desde sus cimientos.
“Me acuerdo mucho de mis padres. Sé que desde el cielo me han apoyado siempre”, señala con emoción contenida. Sus palabras revelan que su trayectoria empresarial no está construida solo a base de éxitos, sino también de heridas profundas que moldearon su carácter.
UNA CARRERA CON OBSTÁCULOS… Y PERSEVERANCIA
No todo ha sido triunfo en su trayectoria. Su figura ha estado envuelta en polémicas que, con el tiempo, se resolvieron a su favor. Fue acusado falsamente de exceder aforos en El Puerto de Santa María en plena pandemia y sufrió señalamientos por supuesta falsedad documental en el pliego de Santander. Ambas acusaciones quedaron desmentidas, pero el desgaste mediático y sectorial fue considerable.
“A nadie le ponen las cosas fáciles. Mis mayores enemigos han sido mis mejores aliados”, reflexiona Garzón, lejos del resentimiento y más cerca de una filosofía vital forjada en el sacrificio. Su regreso reciente a la directiva de ANOET, de la mano de Rafael García Garrido, cierra un ciclo convulso que finalmente valida su solvencia empresarial.
EL HOMBRE DE LOS DETALLES QUE TRANSFORMÓ PLAZAS
Los profesionales que han trabajado a su lado coinciden en describirlo como un empresario de despacho, de campo y de callejón, capaz de controlar simultáneamente un presupuesto, un diseño publicitario y la estética de un cartel. Para Garzón, el detalle no acompaña: manda.
Su obsesión por la comunicación lo convirtió en pionero: renovó diseños, impulsó campañas audiovisuales, profesionalizó la presencia digital de las plazas y defendió al público joven con abonos específicos y actividades paralelas. Muchas plazas han imitado hoy ese modelo que él implantó hace años.
Asimismo, su faceta como apoderado, de toreros como Paco Ureña, Diego Silveti, José Garrido, Joaquín Galdós y actualmente de Juan Ortega, complementa su visión del toreo, otorgándole un conocimiento completo del mercado, las exigencias del escalafón y los tiempos del torero moderno.
EL DESAFÍO MAYOR: LA MAESTRANZA
Que la Real Maestranza de Caballería de Sevilla haya confiado en él no es un gesto menor: supone asumir la gestión del coso más simbólico de España, un escenario cargado de liturgia, historia y escrutinio. Para cualquier empresario taurino, la Maestranza es el Everest; para Garzón, además, es la plaza de su vida, la que vio desde niño, la que le enseñó a amar el rito y la que ahora deberá dirigir con equilibrio entre tradición y modernidad.
“No lo sabía nadie, ni mi propio equipo”, reconoce. “Mañana tendremos la primera reunión para empezar a proyectar la temporada 2026. Estoy deseando comenzar”.
UN EMPRESARIO QUE HACE RESPIRAR A LAS PLAZAS
Con este nombramiento se cierra un ciclo y se abre otro. Garzón no solo ha devuelto el pulso a plazas dormidas: ha demostrado que una gestión seria, sensible y contemporánea puede revitalizar ferias enteras. Málaga, Santander o Córdoba testimonian que su estilo funciona: programar no es acumular nombres, es crear carteles coherentes, equilibrados y capaces de emocionar.
En momentos de incertidumbre, la figura de Garzón simboliza solvencia. En momentos de cambio, simboliza futuro. Y ahí radica buena parte de su influencia: no se limita a dirigir plazas… las hace respirar.









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