Huelva (España): Tres Faenas, un Mismo Latido

Huelva (España): Tres Faenas, un Mismo Latido

13.08.2025  09:35 a.m.

Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora

En una tarde que combinó nobleza, aspereza y bravura medida, la Plaza de Toros de Huelva vivió una corrida cargada de matices. Alejandro Talavante abrió la puerta grande con una obra delicada y pura al primero; Emilio de Justo hizo frente con solvencia y pundonor a un lote exigente; y Marco Pérez, con frescura y desparpajo, tocó pelo en ambos turnos, dejando el coso encendido en una Feria de la Albahaca que reafirma su sello de calidad y compromiso con el toreo de verdad.

Arbeláez - Colombia. Huelva, ciudad donde los ríos Odiel y Tinto se abrazan antes de entregarse al Atlántico, se vistió de gala el 12 de agosto para vivir una tarde de toros que quedará en la memoria de los aficionados. El coso vibró con un lleno absoluto en la cuarta de abono de la Feria de la Albahaca, testigo de una corrida de El Torero que, sin ofrecer un encierro homogéneo, brindó un tapiz de sensaciones, pruebas y recompensas para tres diestros que supieron dar lo mejor de sí.

TALAVANTE Y EL EMBRUJO DEL PRIMERO

Abrió plaza “Gracioso”, un toro bajo y armónico de 470 kilos, noble y creciente, que encontró en Alejandro Talavante un maestro de la suavidad y la medida. Desde las verónicas a pies juntos, rematadas con una media de gran compostura, el extremeño marcó el compás. En faena, se afianzó el burel y Talavante se permitió el lujo de bordar naturales largos y hondos, alternando manos, encajado y con fibra. La conexión con la grada fue total; las luquesinas previas a la estocada y unas bernardinas de cierre sellaron un triunfo incontestable: dos orejas para el torero y ovación al toro en el arrastre.

DE JUSTO, POR ENCIMA DE LAS DIFICULTADES

El segundo, “Silantro”, fue un examen con trampa: más cuajado, sin humillar en el capote y cambiante en la embestida. Emilio de Justo, consciente de que no había hilo fácil que seguir, lo enfrentó con oficio y valentía. Con el viento como enemigo extra y un toro que rebañaba y se colaba, el extremeño fue puliendo cada tanda, doblándose al inicio, tragando coladas y aguantando miradas que helaban. Una estocada trasera y el aviso cerraron una lidia de más a más, que el público supo valorar con palmas de reconocimiento.

LA FRESCURA DE PÉREZ EN EL TERCERO

El tercero, “Hablador”, tuvo nobleza y temple en sus primeros compases. Marco Pérez, con apenas el bagaje de quien empieza a escribir su historia, se mostró valiente y con desparpajo casi novilleril. Temple al natural, cercanías en el tramo final y un desplante a cuerpo limpio hicieron rugir a las peñas. El toro, ya parado, se entregó a una estocada corta y tendida que fue suficiente para que asomara la pañolada: oreja y primeras emociones para el salmantino.

EL MURO DEL CUARTO

De nuevo Talavante, ahora con “Detonador”, un colorado de mirada viva y embestida reservona. La faena, pese a los intentos del torero por encontrar la tecla, se estrelló contra un animal tardo y calamocheador. Lo probó al natural, lo tanteó en distancias, pero el toro nunca rompió. Una estocada corta y dos golpes de descabello cerraron su actuación sin premio.

PLENITUD FRENTE A LA ASPEREZA

El quinto, “Fogonero”, negro zaino y serio, se entregó de salida al capote de Emilio de Justo. Pese a resentirse de los cuartos traseros, dejó pasajes de humillación que el extremeño aprovechó para componer derechazos de gran pureza y, sobre todo, naturales de cartel. En un esfuerzo continuado y con la ventolera regresando, De Justo exprimió cada embestida, cerrando con luquesinas y manoletinas. Una estocada de manual lo tumbó sin puntilla: oreja y reconocimiento a una faena de entrega total.

PÉREZ CIERRA EN HOMBROS

El sexto, “Guarro”, castaño bociblanco y bien armado, fue un regalo para la inspiración de Marco Pérez. Verónicas genuflexas, chicuelinas, una serpentina y un inicio en los medios con pase cambiado marcaron la tónica. Alternó derechazos profundos con naturales largos, y las peñas encendieron sus móviles para alumbrar el momento. Molinetes, desplante del teléfono y un cierre por luquesinas prepararon la estocada. Aunque quedó en guardia, la emoción estaba en la grada: oreja y salida a hombros para el joven salmantino.

LA TERNA Y EL BALANCE FINAL

La corrida no fue un derroche de bravura uniforme, pero sí un escenario para medir el temple, la cabeza y el corazón de los tres espadas. Talavante se llevó la faena más redonda y artística con el primero; De Justo firmó una lección de pundonor y técnica ante un lote exigente; y Pérez, con frescura y valentía, conquistó el corazón de Huelva.

En la entrega de la terna, quedó patente que el toreo, cuando se hace con verdad y entrega, trasciende más allá de la estadística: es emoción pura, memoria viva y arte que no entiende de edades.

  

 

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