
15.12.2025 09:42 a.m.
Redacción: Jerónimo Baquero Toro y Gerardo Márquez Garzón
La corrida celebrada ayer domingo 14 de diciembre en Une (Cundinamarca) dejó una tarde intensa y de matices profundos; aunque la polvareda del ruedo impidió que parte del material fotográfico alcanzara la calidad requerida para su publicación, el registro que se presenta recoge con fidelidad los detalles, los gestos y la emoción verdadera de la jornada taurina.
Une – Colombia. Une vivió una tarde de toros marcada por el carácter del encierro y por una atmósfera áspera, levantada en remolinos de polvo que acompañaron cada embroque. El ruedo seco, castigado por el trajín, se convirtió en protagonista involuntario: la polvareda veló el aire y obligó a pelear cada instante, tanto a los toreros como al lente. No todo lo captado alcanzó la nitidez deseada; aun así, la esencia quedó prendida en instantes precisos, en miradas tensas y en el pulso firme que sostiene la liturgia del toreo.
La tarde avanzó con pasajes de entrega y riesgo medido. Hubo toros que exigieron sitio y mando, y hombres que respondieron desde la técnica y el valor sereno, buscando someter por abajo y alargar la embestida. El público, atento y conocedor, supo leer los momentos: los silencios densos antes de la arrancada, los olés contenidos cuando la faena tomaba hondura, y el reconocimiento a la verdad del oficio cuando el toro apretó. En esos detalles, más que en la postal limpia, se cifra la memoria de la corrida.
Las imágenes que acompañan este registro privilegian precisamente esos detalles de la tarde: la arena suspendida tras el cite, el gesto concentrado en la suerte, el claroscuro del capote venciendo al viento y al polvo. Son fragmentos que cuentan la historia desde dentro, conscientes de que no todo pudo publicarse por las condiciones del ruedo, pero seguros de que lo esencial quedó dicho. Une fue ayer bravura y temple; y aunque el polvo quiso borrar contornos, no logró ocultar la verdad taurina de la jornada.









































