28.07.2025 11:30 a.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
El torero colombiano Juan de Castilla vuelve a Madrid este 14 de septiembre, donde enfrentará un desafío ganadero de altos vuelos con encastes de prestigio. Su nombre resuena con fuerza tras sus recientes gestas y la plaza de Las Ventas será nuevamente escenario de la recompensa a años de entrega, constancia y valor.
Arbeláez – Colombia. Juan de Castilla regresa a la monumental de Las Ventas el próximo 14 de septiembre con el pulso firme y el corazón en vilo. El colombiano, que ha sabido abrirse camino a base de entrega y pundonor, se medirá en el ruedo madrileño a un cartel de exigencia suprema: el desafío ganadero José Escolar – Rehuelga, hierros de respeto y bravura. Compartirá terna con Damián Castaño y con la confirmación de alternativa de Miguel Andrades, un cartel que promete intensidad, pureza y emoción.
No es un regreso cualquiera. Castilla ya conoce la acometida seria y encastada de Escolar, declarada triunfadora en el reciente ciclo de Pamplona, donde el colombiano dejó huella con una faena de raza, de esas que se escriben con sangre y sudor en la memoria de la afición. Ahora, la historia le ofrece un nuevo capítulo en la plaza más exigente del mundo, la que no perdona ni olvida, pero que reconoce como pocas la autenticidad del esfuerzo.
EL PESO DE LOS ENCASTES: LA BRAVURA EN SU ESTADO MÁS PURO
El desafío no solo se mide en nombres, sino en encastes. Castilla lidiará Albaserrada y Santa Coloma, este último vía Joaquín Buendía, dos sangres que obligan a la verdad más descarnada del toreo. El encaste Escolar, de Albaserrada, exige poder en la muleta y colocación milimétrica, mientras que el de Rehuelga, procedente de Santa Coloma, obliga a templar con inteligencia, hilvanando tandas con la precisión de un orfebre.
Quien se viste de luces para enfrentarlos sabe que no hay espacio para la duda: o se impone la verdad del torero, o la embestida arrasa. Para Juan de Castilla, esta tarde será una prueba de madurez y consagración.
EL CAMINO DEL SACRIFICIO
La carrera de Juan de Castilla es un espejo de esfuerzo y paciencia. Desde sus inicios en tierras colombianas hasta alcanzar el sueño de hacerse un nombre en la catedral del toreo, ha sorteado viajes, barreras culturales y el siempre duro peaje de la espera en una profesión que no regala nada.
La reciente cita en Pamplona y las buenas actuaciones en plazas francesas le abrió puertas, pero es Madrid la que puede otorgarle el reconocimiento definitivo. Su trayectoria, marcada por la constancia y la humildad, se encuentra ahora en un punto de inflexión: triunfar en Las Ventas no es solo un galardón artístico, sino la recompensa a años de sacrificios, a tantas tardes de silencio y a tantas heridas curadas en la soledad.
UNA TARDE QUE PUEDE MARCAR ÉPOCA
La plaza de Madrid espera con expectación. La afición sabe que los encastes que saltarán al ruedo pondrán a prueba la tauromaquia en su estado más auténtico. Y también sabe que Juan de Castilla llega con el ánimo templado y la determinación de quien entiende que cada tarde puede ser la última, pero que también puede ser la que marque un antes y un después en su carrera.
El 14 de septiembre no será un día más en el calendario. Será el día en que un colombiano vuelva a poner su nombre en la historia de la plaza más exigente, buscando no solo el triunfo, sino el reconocimiento eterno de la afición que premia la verdad y el coraje.