24.06.2025 04:00 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
La arena ha dejado de ser únicamente un ruedo para convertirse en campo de batalla político y jurídico. Bajo el título de “Reconversión Laboral”, el Ministerio del Trabajo ha abierto un proceso que promete redefinir, o más bien desmantelar, la vocación taurina de cientos de familias y profesionales en Colombia. Este procedimiento, anunciado tras la reunión sostenida el pasado 30 de mayo con representantes del sector taurino, llama a los trabajadores del gremio a inscribirse ante la Unión de Toreros de Colombia (UNDETOC) o directamente con su presidente, el matador Leandro de Andalucía, con el propósito de avanzar en una hoja de ruta acordada con el Gobierno Nacional.
Arbeláez – Colombia. Sin embargo, esta reconversión no es un simple cambio de oficio. Es la punta de lanza de un conflicto más profundo: el de una cultura ancestral herida por decisiones políticas que parecen buscar la extinción del arte taurino bajo argumentos animalistas, sin contemplar su dimensión humana, histórica, estética y económica. Y lo más grave: en abierta contravía con el bloque de constitucionalidad que protege derechos fundamentales como el trabajo, la libertad cultural, el libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la participación.
RECONVERSIÓN SIN CONSTITUCIÓN: EL SOPORTE JURÍDICO EN VILO
En un país en el que la Corte Constitucional ha reconocido en múltiples ocasiones el carácter cultural de la tauromaquia, siempre y cuando se preserve dentro de sus zonas tradicionales, la actual propuesta del Ejecutivo se erige sobre un terreno frágil. Como lo hemos advertido en varios artículos, tanto la Ley Antitaurina como los actos de “reconversión” laboral podrían estar viciados de inconstitucionalidad, abriendo paso a demandas de nulidad por omisiones en el trámite legislativo, afectación de derechos fundamentales y falta de concertación con los directamente afectados.
No es menor la advertencia de la Procuraduría sobre irregularidades en el Congreso y la posible corrupción que rodea estas iniciativas legislativas. La reconversión parece ser menos un proyecto de inclusión social y más una herramienta de coacción política y simbólica contra una comunidad que durante siglos ha sido parte del alma rural y urbana de Colombia.
VOCES DEL RUEDO: DIGNIDAD Y DECISIÓN COLECTIVA
“No nos oponemos al diálogo, pero sí a que nos impongan el silencio”, afirma con firmeza el matador Leandro de Andalucía, quien ha sido vocero incansable de la defensa taurina y hoy asume el liderazgo en este momento crítico. “La reconversión laboral no puede ser sinónimo de desarraigo, ni mucho menos de exterminio cultural. Nosotros no pedimos favores: exigimos respeto y participación real, como ciudadanos de pleno derecho”, concluye.
En ese sentido, la convocatoria del Ministerio a que los trabajadores del sector se inscriban a través de UNDETOC es interpretada como un intento por legitimar un proceso que, en esencia, no ha contado con la voluntad libre e informada del gremio. La participación es necesaria, sí, pero no puede reducirse a una formalidad, ni convertirse en una trampa burocrática. Las decisiones que se tomen deberán pasar por las organizaciones legítimas, autónomas, con trayectoria, que verdaderamente representan a los profesionales del arte de Cúchares.
EL PELIGRO DE LA INVISIBILIZACIÓN: CUANDO EL ESTADO MARGINA UNA CULTURA
Los sectores populares, las familias que viven del toro, desde banderilleros y picadores hasta sastres de luces, ganaderos, vendedores, músicos y empresarios, enfrentan el riesgo de convertirse en ciudadanos invisibles, víctimas de una reconversión que ignora sus saberes, sus historias y su pasión.
¿Qué alternativas laborales se ofrecen? ¿Qué garantías existen para su transición? ¿Quién decide si el camino del toro termina o se transforma? Estas preguntas siguen sin respuesta clara por parte del Gobierno. La ausencia de un plan integral, con participación activa del gremio, revela el fondo de esta maniobra: más que reconvertir, parece que se quiere desaparecer.
LA HORA DEL TORO: RESISTENCIA Y DIGNIDAD
Hoy, más que nunca, la tauromaquia necesita más que argumentos técnicos: requiere decisión política, coraje jurídico y movilización social. El proceso de reconversión no debe entenderse como un fin inevitable, sino como un capítulo en disputa. Un momento de inflexión en el que el sector taurino puede y debe organizarse, levantar su voz, defender su dignidad laboral y su legado cultural.
Desde las plazas más humildes hasta los grandes cosos del país, retumba una consigna: “La reconversión será con nosotros o no será”. Y es que cuando se torea con el alma, no hay decreto que lo impida ni silencio que lo mate.