12.09.2025 06.07 a.m.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez
El torero colombiano Moreno Muñoz sufrió una cornada de consideración en Huallanca (Perú), tras intentar recibir con una larga cambiada al segundo de su lote. Fue intervenido quirúrgicamente en Lima por el reconocido doctor César Baltazar. La herida, que pudo tener consecuencias mayores por su cercanía a la arteria axilar, evolucionó favorablemente, y el diestro ya anuncia su intención de reaparecer el próximo 31 de octubre en Arequipa.
Lenguazaque - Colombia. La vida del torero se escribe entre la gloria y la tragedia, entre la ovación y el silencio contenido de la enfermería. Así lo vivió el matador colombiano Moreno Muñoz, quien el pasado fin de semana en la localidad de Huallanca, Perú, sufrió un serio percance que puso en vilo no solo a los asistentes al festejo, sino también a la afición colombiana y peruana que sigue con devoción su carrera.
El hecho ocurrió cuando el espada cafetero buscaba recibir al segundo toro de su lote con una larga cambiada de rodillas, un arriesgado saludo con el capote que exige temple, valor y una entrega absoluta. El astado, con violencia inesperada, prendió al torero, infiriéndole una cornada fuerte en la región cercana a la axila. La trayectoria de la herida estuvo a escasos centímetros de la arteria axilar, lo que pudo haber tenido consecuencias fatales.
Gracias a la rápida atención médica y a la experiencia del Dr. César Baltazar, prestigioso cirujano taurino en Lima, el diestro colombiano fue intervenido con éxito. En palabras del propio torero, Baltazar se convirtió en un verdadero “ángel de la guarda” para él y para todos los hombres de luces que arriesgan la vida tarde tras tarde en los ruedos.
Moreno Muñoz, con humildad y agradecimiento, destacó el apoyo de sus amigos y compañeros de profesión Aldo Risco Neyra, Gustavo Zúñiga, Kuntur Alfaro, Francisco Cortez y Eduard Jorge Valdez, quienes estuvieron presentes durante la intervención, acompañándole no solo físicamente, sino también moralmente en esos momentos donde el valor en el ruedo se transforma en fortaleza humana.
El torero colombiano, fiel a la filosofía de quienes entienden el toreo como destino y entrega, envió un mensaje emotivo a su “familia taurina”, agradeciendo las innumerables muestras de cariño y aliento recibidas desde distintos puntos del orbe taurino. Llamadas, mensajes y plegarias se unieron en una sola voz que refrenda el respeto y la admiración hacia quien viste de luces y expone su vida en cada lance.
A pesar de la gravedad del percance, Moreno Muñoz ya mira hacia adelante con la misma determinación con la que se planta frente al toro. Su propósito, con el favor de Dios, es reaparecer el próximo 31 de octubre en la plaza de Arequipa, en un gesto que reafirma su condición de torero íntegro, consciente de que la profesión se alimenta tanto del dolor como de la ilusión.
Este episodio, que pudo convertirse en tragedia, se transforma ahora en un relato de superación, fe y compromiso con la fiesta brava. El colombiano demuestra que el toreo, más allá del arte y la estética, es una lección de vida donde el hombre se mide frente al destino, asumiendo riesgos y renaciendo después de cada prueba.
Con la cornada ya en proceso de cicatrización y con la voluntad férrea de volver a vestirse de luces, Moreno Muñoz encarna el espíritu indomable de los toreros que jamás claudican. Su mensaje, lleno de gratitud y esperanza, se convierte en una invitación para que la afición lo acompañe en su retorno triunfal en Arequipa, donde buscará transformar la herida en trofeo y el dolor en gloria.