02.08.2025 04:39 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
En la 5ª Selección del Ciclo de Novilladas Sin Picadores en Navas de San Juan, el joven colombiano Cristián Restrepo Jr., de la Escuela Taurina de Navas del Rey, dejó una presentación cargada de clasicismo, temple y personalidad, erigiéndose como una de las revelaciones del certamen, aunque la espada le negara un triunfo mayor.
Arbeláez - Colombia. La plaza de toros de Navas de San Juan se vistió de ilusión y compromiso en la quinta selección del Ciclo de Novilladas Sin Picadores, un certamen que año tras año reafirma la importancia de apostar por las nuevas generaciones del toreo. En el ruedo, seis jóvenes promesas demostraron que la tauromaquia sigue latiendo con fuerza, ofreciendo una tarde de entrega, verdad y esperanza, en la que cada muletazo fue un testimonio de pasión y de futuro.
LA EMOCIÓN DE UNA TARDE DECISIVA
Navas de San Juan (Jaén) fue escenario de una tarde marcada por la ilusión y la entrega juvenil dentro del Proyecto de Fomento de la Cultura Taurina Andaluza 2025, bajo la organización de la Asociación Andaluza de Escuelas Taurinas “Pedro Romero”. La quinta selección del ciclo sin picadores reunió a seis prometedores novilleros que, ante un encierro de Chamaco, de variada presentación y desigual comportamiento, buscaron abrirse camino en el difícil y apasionante mundo del toro.
En el tendido, el ambiente era el de las grandes citas: familias enteras, aficionados exigentes y la expectación propia de un certamen que sirve de plataforma para las futuras figuras. Y en medio de esa expectación, un nombre resonó con fuerza: Cristián Restrepo Jr., que con su muleta tejió una faena de gran pureza y hondura, demostrando que el toreo colombiano late con fuerza en la nueva savia de la tauromaquia internacional.
EL ENCIERRO DE CHAMACO: LUCES Y SOMBRAS
El hierro de Chamaco presentó una corrida de diferente trapío y juego. El primero, desclasado y de corto recorrido, puso a prueba la paciencia y los recursos de su lidiador. El segundo, noble y encastado, permitió templar los ánimos del público. El tercero, de extraordinaria nobleza y obediencia, regaló los mejores momentos de bravura. El cuarto, bravo y de entrega, fue premiado con la vuelta al ruedo, arrancando la ovación más sentida de la tarde. El quinto, noble y exigente, brindó emoción en cada embestida. Y el sexto, noble y encastado, cerró el ciclo con dignidad.
Un conjunto dispar, que obligó a los novilleros a mostrar no solo arte, sino también cabeza y disposición.
CRISTIÁN RESTREPO JR.: EL CLASICISMO HECHO JUVENTUD
El joven Cristián Restrepo Jr., procedente de la Escuela Taurina de Navas del Rey y formado inicialmente en la escuela de Cali, fue sin duda la gran revelación de la jornada. Desde que pisó la arena, la seguridad con que se ajustó la montera presagiaba una entrega distinta.
Su faena, construida sobre el clasicismo y el temple, fue una lección de tauromaquia que sorprendió por la madurez de su concepción. Restrepo Jr. supo marcar los tiempos con inteligencia, hilando cada pase con cadencia y dotando de armonía cada embroque. La muleta, siempre baja y templada, pareció fluir con naturalidad de quien lleva años lidiando, pese a su corta trayectoria.
El novillo, noble y encastado, exigía dominio y pulso, y Cristián supo leerlo con precisión, alternando tandas largas y ligadas que arrancaron olés profundos desde los tendidos. Hubo naturales de trazo largo que hicieron vibrar la plaza, muletazos hondos en los que el tiempo se detuvo y detalles de toreo caro que dejaron impronta en la retina de los aficionados.
El único borrón llegó con la suerte suprema: la espada, que cayó contraria y baja en un inicio y luego la dificultad para corregir, privó al colombiano de un triunfo rotundo. Aun así, la petición de oreja fue clamorosa, y aunque el palco se limitó al saludo desde el tercio, el público reconoció que allí se había visto a un torero con proyección de figura.
LOS COMPAÑEROS DE CARTEL
La tarde estuvo jalonada por actuaciones destacadas:
· Sergio Valderrama (Escuela de Antequera) solventó con actitud una papeleta complicada, aunque falló con los aceros (silencio tras dos avisos).
· Manuel Luque “El Exquisito” (Escuela del Río) desplegó naturalidad y buen gusto en su concepto, saludando desde el tercio.
· Gustavo Martos (Escuela de Atarfe) conectó pronto con el público y rubricó con dos orejas tras una estocada certera.
· Manolo Martínez (Escuela de Málaga) dejó detalles de valor y personalidad con la izquierda, cortando una oreja tras aviso.
· Cristóbal de Lara (Escuela de Camas) mostró solvencia técnica y temple, paseando un apéndice tras una buena estocada.
Cada uno aportó matices, pero el eco final de la tarde llevó el nombre del colombiano.
UN FUTURO CON AROMA A FIGURA
El paso de Cristián Restrepo Jr. por Navas de San Juan no fue solo una actuación más: fue la confirmación de que el toreo colombiano tiene en él una carta fuerte para el futuro inmediato. Su clasicismo, su temple y la madurez con que afrontó una plaza exigente, lo perfilan como un nombre llamado a dar que hablar en el escalafón menor y, más temprano que tarde, en plazas de mayor compromiso.
Porque en Navas de San Juan, el joven novillero no solo toreó: soñó y nos hizo soñar. Y en el toreo, como en la vida, los sueños bien trazados son el primer paso para escribir la historia.