29.09.2025 09:17 p.m.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez
El matador Andrés Roca Rey se ve forzado a suspender su temporada por la reactivación de una hernia y varias lesiones acumuladas. Aunque lamenta no cumplir con sus últimos compromisos, ya fija su mirada en su reaparición histórica el próximo 2 de noviembre en Lima.
Lenguazaque - Colombia. El toro más difícil que le ha tocado lidiar a Andrés Roca Rey no viste de luces ni embiste en la arena: se trata de su propio cuerpo. El diestro peruano, figura indiscutible del escalafón mundial, ha anunciado que pone punto final a su temporada tras el cúmulo de lesiones que desde hace meses venía arrastrando con silenciosa gallardía y férrea profesionalidad.
La hernia que padece desde 2019, controlada hasta ahora con tratamientos crónicos y terapias especializadas, volvió a activarse tras la dura voltereta sufrida en la plaza de Valladolid. Ese percance le provocó una alarmante pérdida de fuerza en el hombro y el brazo izquierdo, condición que compromete de manera directa la ejecución de la lidia, donde la colocación de la muleta y el temple del engaño dependen de la precisión física y del dominio de la mano de mando.
A esta lesión capital se suman otros padecimientos que completan un parte médico casi tan extenso como una hoja de triunfos: molestias persistentes en el hombro, el tobillo castigado, la fragilidad en el tendón de Aquiles y varias costillas dañadas en el costado derecho. En los últimos meses, el torero limeño no tuvo más remedio que echar mano de infiltraciones antes de salir al ruedo, estoqueando no solo toros de trapío, sino también un dolor que se hizo compañero de faena.
El esfuerzo por no faltar a los compromisos programados llevó su organismo al límite, y el propio matador, con la sinceridad que lo caracteriza, ha reconocido que la decisión de parar le duele más que cualquier cornada. Suspende así las tres corridas aún pendientes de calendario, todas con los tendidos prácticamente abarrotados, consciente de que la salud es el único terreno donde no puede jugarse la vida en cada lance.
Roca Rey, gladiador moderno y referente de la tauromaquia, ha querido expresar su gratitud a la afición que lo acompaña desde su explosiva irrupción en los ruedos: “El cariño y apoyo que recibo de los públicos es lo que me impulsa a seguir luchando, incluso en los momentos más duros”. Su compromiso con la fiesta brava se mantiene intacto, y este paréntesis, aunque doloroso, se interpreta como un pase cambiado que prepara la arrancada de un toro aún mayor: la reaparición en Lima el próximo 2 de noviembre.
Allí, en el coso de su tierra, en una cita marcada con letras de oro, el torero celebrará su décimo aniversario de alternativa con una gesta de sabor antiguo y de resonancia universal: lidiar seis toros en solitario. Será no solo un homenaje a su trayectoria, sino también la reafirmación de que su espíritu indomable sigue en pie, dispuesto a escribir nuevas páginas de grandeza en la historia taurina.
La temporada 2025 cerrará sin su nombre en algunos carteles que ya estaban en los sueños de los aficionados, pero la leyenda de Andrés Roca Rey crece precisamente en estos gestos: reconocer los límites del cuerpo, cuidar la salud como la herramienta esencial del arte, y volver cuando el destino lo llame, con más fuerza y entrega que nunca.