10.06.2025 01:20 p.m.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez
La Feria de San Isidro 2025 ha sido un canto al toreo con Alejandro Talavante como gran triunfador, Morante de la Puebla inmortalizando la mejor faena y Víctor Hernández como la revelación del ciclo. Un festejo pleno de emoción, verdad y excelencia técnica, donde la tradición y la bravura escribieron una página inolvidable en la historia taurina de Las Ventas.
Lenguazaque - Colombia. Una vez concluido el serial más importante del orbe taurino, el veredicto del jurado convocado por Plaza 1, integrado por voces autorizadas del periodismo especializado, ha puesto nombres propios a los momentos más sublimes y determinantes de esta Feria de San Isidro 2025. Ha sido un ciclo rico en matices, en emociones crudas y en ejecuciones técnicas que han elevado la tauromaquia a su máxima expresión artística y litúrgica.
En lo más alto del palmarés emerge con rotundidad el nombre de Alejandro Talavante, proclamado Triunfador de la Feria. Su temple, firmeza y pureza, aunados a una interpretación personalísima del toreo, han sido claves para conectar con el tendido y dominar el tiempo y el espacio en la arena. Su concepto, basado en el valor sereno, la despaciosidad y la ligazón, ha devuelto al ruedo madrileño una versión consagrada de sí mismo que emocionó al aficionado y convenció al jurado.
Por su parte, Morante de la Puebla, el genio imprevisible, ha conquistado el galardón a la Mejor Faena del Ciclo. Fue un prodigio de inspiración, arte y clasicismo. Su muleta se tornó batuta de una sinfonía barroca y sentida que rozó lo místico. Faena de aroma antiguo, de tiempos pausados, de naturales de cartel eterno, rubricada con una estocada de antología. La afición salió hablando bajo, como sucede cuando se ha rozado lo sagrado.
En un plano más joven pero no menos impresionante, Víctor Hernández se erige como Torero Revelación, encarnando el hambre, la ilusión y el arrojo de los que vienen a dejar huella. Su paso por San Isidro no fue solo promesa, fue confirmación de un valor decidido y una técnica solvente, augurando un porvenir cargado de esperanza para la tauromaquia.
El jurado también ha reconocido al novillero Aarón Palacio, dueño de un sitio envidiable frente a la cara del novillo y con una proyección que ya comienza a ilusionar a los más exigentes. El Mejor Rejoneador, con justicia y sin discusión, ha sido Diego Ventura, quien volvió a exhibir su dominio absoluto del arte ecuestre taurino, conjugando riesgo, precisión y elegancia.
Uceda Leal ha sido galardonado por la Mejor Estocada, esa suerte suprema tantas veces ninguneada, pero sin la cual no se completa el rito. La suya fue letal, ortodoxa, entregada, sellando una obra con sello de torero veterano y respetado.
En el tercio de varas, el premio a Mejor Picador ha recaído en Borja Lorente, cuya ejecución, medida y eficaz, supo dosificar la bravura del toro con justeza técnica. Raúl Ruiz, en la brega, y Iván García, en banderillas, han sido reconocidos por su profesionalidad, entrega y conocimiento del terreno.
En el apartado ganadero, dos nombres resuenan con fuerza: el toro ‘Frenoso’ de la ganadería Victoriano del Río, lidiado por Fernando Adrián el 16 de mayo, fue elegido Mejor Toro por su casta, prontitud, transmisión y bravura sostenida. Y la Mejor Ganadería, por su regularidad en presentación, juego y nobleza encastada, ha sido Jandilla, protagonista indiscutible de una tarde para el recuerdo el pasado 5 de junio.
La Feria de San Isidro 2025 se cierra así con nombres que honran la tauromaquia, con premios que no solo reconocen el triunfo, sino que también enaltecen el oficio, la liturgia y el legado de la fiesta brava. Madrid ha sido nuevamente epicentro del arte taurino, y Las Ventas, su catedral, ha presenciado tardes de gloria que quedarán grabadas en la memoria de los aficionados. Porque en el ruedo, como en la vida, lo importante no es solo vencer, sino hacerlo con verdad. Y esta Feria ha sido, en esencia, una rotunda verdad.
