03.06.2025 06:47 a.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Morante emocionó con su arte clásico, Marco Pérez se consagró como figura precoz y Diego Ventura ratificó su dominio absoluto del rejoneo. La Feria de San Isidro 2025 quedará en la historia por el triunfo rotundo de este trío de oro.
Arbeláez - Colombia. La Monumental de Las Ventas fue, una vez más, juez y testigo de la verdad más pura que puede ofrecer el toreo. Durante cinco tardes consecutivas, del 28 de mayo al 1 de junio, la Feria de San Isidro vivió un estallido de emociones donde tres nombres brillaron por encima de todos: Morante de la Puebla, la leyenda viva del arte efímero; Marco Pérez, el joven fenómeno que ya es realidad; y Diego Ventura, el emperador indiscutible del rejoneo moderno. Un triángulo virtuoso de estética, valor y dominio, que marcó con fuego el pulso de la temporada taurina.
MORANTE: UN CANTO AL TOREO CLÁSICO
El 29 de mayo quedará tatuado en la memoria colectiva como uno de esos días donde la historia y la emoción se funden. José Antonio Morante de la Puebla, vestido de verde oliva y oro viejo, bordó una faena de cante jondo a un toro exigente de Juan Pedro Domecq, que pedía toreo caro, pausado, de pulso fino y cabeza fría. El sevillano citó con la muleta baja, encajado de riñones, y lo llevó a ralentí en naturales eternos que cortaron el aliento a los presentes.
Cada pase fue un suspiro contenido, cada remate por abajo un verso recitado en voz baja. No era torear por torear: era crear belleza en medio del peligro, explorar los misterios del temple, y en cada muletazo dejar el alma. La plaza, en silencio reverente, estalló cuando la espada entró hasta la empuñadura con una verdad incuestionable. Una oreja de clamor, pero, sobre todo, una tarde de autenticidad que engrandece la tauromaquia como arte mayor.
MARCO PÉREZ: LA CONFIRMACIÓN DE UN GENIO ADOLESCENTE
El 30 de mayo, día reservado para las novilladas de postín, tenía el morbo propio de la expectación mediática: Marco Pérez, la joven estrella salmantina, hacía su debut en Las Ventas con un cartel de "no hay billetes" que pocas veces se ve en una novillada. El silencio en los tendidos cuando el chaval se fue a portagayola fue estremecedor: no era miedo, era respeto. El novillo de Fuente Ymbro salió encastado, pero Marco lo recibió con una larga cambiada que fue toda una declaración de intenciones.
Después, la faena de muleta fue una lección de temple, valor seco y hondura emocional. Toreó despacio, con largura, con mando, con verdad. Se tiró a matar con todo, sin alivios, y la estocada fue de manual. Dos orejas incontestables. La puerta grande se abrió para él, pero también se abrió la puerta del futuro, de ese porvenir que se escribe con letras de oro cuando el arte y la verdad se abrazan tan jóvenes. Marco ya no es promesa: es presente desbordante.
VENTURA: EL TOREO A CABALLO EN SU CIMA MÁS ALTA
El 1 de junio, en el cierre de esta mini-semana gloriosa, Las Ventas volvió a llenarse hasta la bandera para ver a un viejo conocido que, lejos de repetirse, se reinventa tarde a tarde: Diego Ventura. El rejoneador hispano-luso enfrentó un encierro serio de Fermín Bohórquez con el compromiso que le ha caracterizado desde sus inicios. Sacó a relucir su cuadra de élite: Nazarí, Lío, Fino, Bronce, y finalmente Dólar, para coronar la lidia.
Colocó rejones de castigo con solvencia, los pares al quiebro fueron auténticos alardes de ajuste milimétrico, y las reuniones a dos pistas provocaron olés rotundos. El par a dos manos en los medios fue una escultura viva, y el rejón de muerte cayó en el sitio. Dos orejas con petición de rabo no concedido. Ventura, sin aspavientos, saludó con humildad desde la puerta grande mientras los aficionados lo aclamaban como lo que es: el dominador absoluto del rejoneo contemporáneo.
UNA FERIA DE REFERENCIA PARA LA HISTORIA
La Feria de San Isidro 2025, a pesar de estar marcada por lluvias intermitentes, viento cambiante y la exigencia ya crónica de la afición madrileña, ha sido una feria de contenido, de emoción, de toreo del bueno. No ha sido una feria de números fáciles ni triunfos baratos: ha sido de verdades rotundas, de muletazos sinceros y de corazones abiertos. Y en ese contexto, el arte de Morante, la juventud arrolladora de Marco Pérez y la majestad ecuestre de Ventura han sido los pilares de un ciclo que pasará a los libros.
Esta trilogía de triunfadores no sólo ha dejado orejas en el esportón. Han dejado huella, han cambiado la atmósfera del toreo, y han devuelto a la plaza el sabor de las grandes gestas. El aficionado, que exige, pero también premia, ha sabido reconocer el mérito de cada uno, y las crónicas de Aplausos, Cultoro y Mundotoro ya registran lo que el corazón del público lleva impreso: San Isidro 2025 ha sido una feria de toreros eternos.
