27.08.2025 05:39 a.m.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez
La corrida de este martes en Cuenca, marcada por la ausencia de Morante y Roca Rey, se convirtió en un auténtico acontecimiento taurino gracias al compromiso de Daniel Luque, la inspiración de Pablo Aguado y el arrebato soñador de Fernando Adrián, que indultó a Batidero, un toro histórico de Román Sorando, en una tarde que quedará grabada en la memoria de los aficionados.
Lenguazaque - Colombia. La plaza de toros de Cuenca vivió una de esas tardes que se escriben con letras de oro en la historia de la Feria de San Julián. Lo que comenzó bajo el signo de la incertidumbre, con las sonadas ausencias de Morante y Roca Rey, terminó convertido en una epopeya taurina gracias al compromiso de Daniel Luque, la inspiración clásica de Pablo Aguado y el arrebato rotundo de Fernando Adrián, que firmó páginas de leyenda con el indulto de Batidero. Fue una tarde completa, de contrastes y emociones, en la que cada torero encontró su momento para dejar huella, convirtiendo lo inesperado en un auténtico acontecimiento.
UNA CHAMPIONS DEL TOREO SIN FAVORITOS… PERO CON HÉROES
La feria de San Julián en Cuenca afrontaba una tarde marcada por la incertidumbre: ni Morante ni Roca Rey podían comparecer en el paseíllo, lo que obligó a un cartel de sustituciones que, lejos de mermar el espectáculo, elevó la cita a la categoría de acontecimiento. Pablo Aguado y Daniel Luque asumieron la responsabilidad junto a Fernando Adrián frente a un encierro de Román Sorando. Nadie podía imaginar, al inicio, la magnitud de lo que estaba por escribirse en el ruedo conquense.
LUQUE, SIN OPCIÓN EN EL PRIMERO
La tarde arrancó con Cribatillo, un toro de 478 kilos que pronto dejó claro que sus fuerzas no estaban a la altura de la cita. Daniel Luque apenas pudo estirarse a la verónica antes de que el animal, inválido y sin recorrido, frustrara cualquier atisbo de faena. Ni la muleta ni la espada encontraron lucimiento, y el silencio acompañó al sevillano en su primera comparecencia.
FERNANDO ADRIÁN ENCIENDE LA PLAZA EN EL SEGUNDO
El tono de la corrida cambió radicalmente con Calé, un castaño de 479 kilos que encontró en Fernando Adrián un aliado perfecto para transmitir emoción. El madrileño se fue a los medios para instrumentar un inicio de rodillas de gran impacto. Con poder y temple, obligó al de Sorando a repetir embestidas, especialmente por la derecha, donde brotaron muletazos hondos, mandones, de mano baja. La faena caldeó los tendidos hasta desatar la primera gran ovación de la tarde. Tras una estocada certera, el doble trofeo fue a sus manos: dos orejas y el inicio de su idilio con Cuenca.
AGUADO, VOLUNTAD ANTE UN MANSO SIN OPCIONES
El tercero, Idéntico, fue un toro manso y remiso, que buscó siempre la querencia de chiqueros. Aun así, Pablo Aguado, con la naturalidad que lo caracteriza, logró media docena de verónicas de buen trazo y una faena de esfuerzo sincero en terrenos comprometidos. Pinchó con el acero y todo quedó en una ovación de reconocimiento a la voluntad.
EL PODER TEMPLADO DE LUQUE EN EL CUARTO
El cuarto, Imaginado, de 526 kilos, dio a Daniel Luque la oportunidad de redimirse. Con chicuelinas de filigrana y un quite pleno de torería, cimentó una obra de temple y asiento. El de Gerena entendió la nobleza medida del astado y la administró con inteligencia, alargando su buen fondo. La faena fue a más con derechazos de enorme expresión, naturales de mérito y un cierre de luquecinas ajustadas que pusieron de pie al público. La estocada, fulminante, rubricó su triunfo de dos orejas.
LA APOTEOSIS: FERNANDO ADRIÁN INDULTA A BATIDERO
Y llegó el éxtasis con el quinto de la tarde. Batidero, colorado ojo de perdiz, de 541 kilos, resultó un toro excepcional, de bravura encastada, humillador y codicioso, con arrancadas de largo que levantaron un clamor desde el inicio. Fernando Adrián se abandonó al toreo soñado: rodillas en tierra, naturales eternos, derechazos profundos y una conjunción perfecta con el ritmo del animal. Cada serie fue más intensa que la anterior, hasta que la plaza, convertida en un volcán, pidió unánimemente el indulto. El pañuelo naranja del palco rubricó el acontecimiento: Batidero regresaba vivo a los campos de Navalentisco, y Adrián, transfigurado, paseaba las dos orejas simbólicas entre la gloria de Cuenca.
LA TORERÍA DE AGUADO SE VISTE DE ORO EN EL SEXTO
Para cerrar la tarde, el destino reservaba otro regalo. Hermoso de hechuras el sexto, que embistió con temple y humillación, fue materia prima perfecta para la estética sevillana de Pablo Aguado. Con una cadencia suprema, bordó verónicas de cartel y una faena de exquisita torería, plena de naturalidad y hondura. Al natural dejó muletazos de cartelería, antes de recetar una estocada hasta la bola que puso el doble trofeo en sus manos. Dos orejas de ley, que cerraron con broche de oro una tarde inolvidable.
EN SÍNTESIS: CUENCA, CUMBRE DEL TOREO
Lo que parecía una tarde marcada por las ausencias se convirtió en una jornada histórica. Fernando Adrián, Daniel Luque y Pablo Aguado dieron dimensión de Champions en la arena de Cuenca: poder, temple y arte al servicio de la verdad del toro. El indulto de Batidero ya forma parte de la memoria colectiva de San Julián y del corazón de la afición. Una tarde que demostró que, en el toreo, los héroes se forjan cuando el destino y la bravura se dan la mano.
Ficha del Festejo
Martes 26 de agosto, 2025 - Plaza de toros de Cuenca - Feria de San Julián - Tercera de abono - Toros de Román Sorando con trapío propio para esta plaza- 1o Inválido, sin poder y afectado de un remo delantero. 2o Encastado, codicioso, virtuoso más, por el derecho. 3o manso. 4o noble, pero a menos. 5o bravo, humillador, codicioso, muy completo, indultado. 6o con calidad y humillación. Daniel Luque (que sustituye a Roca Rey): Silencio y Dos orejas. Fernando Adrián: Dos orejas y Dos orejas y rabo simbólicos por indulto. Pablo Aguado (que sustituye a Morante de la Puebla): Ovación y Dos orejas. Incidencias: Saludó Marcos Prieto tras parear el segundo.
