07.05.2025 08:25 a.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Valeria Meza Zapata, joven bailaora colombiana de estirpe torera, irrumpe con fuerza en la Feria de Sevilla, elevando su arte flamenco a los altares del duende. Mañana jueves 8 de mayo será la figura central del tablao "Garbanzo Negro", acompañada de cantaores de casta pura, en una noche que promete historia.
Arbeláez - Colombia. Las virtudes artísticas de una bailaora que florece en tierra de toros y compás. Por la Puerta Grande de la pasión y del arte cruza una flor en capullo que ya embriaga con aroma de grandeza: Valeria Meza Zapata, colombiana de sangre caliente y alma jonda, llega a Sevilla como quien retorna a su casa, aunque haya nacido al otro lado del océano. A sus veintidós años, la bailaora antioqueña no es una promesa, es una realidad fulgurante que pisa firme los escenarios más exigentes del flamenco internacional.
Hija del temple y la gracia, Valeria lleva en sus venas el fuego cruzado del toreo y el flamenco. Su madre, la maestra y bailaora Lina Zapata, le enseñó desde la cuna a dialogar con el compás y a venerar la bata de cola como se venera la espada. Su padre, el matador colombiano Alberto Mesa Mendoza, le transmitió la estética del riesgo, el valor sereno y el drama contenido en una verónica. No es casual que esta flor haya nacido entre capotes y muletas: el arte le viene por linaje y por destino.
Mañana, jueves 8 de mayo, en plena Feria de Sevilla, Valeria será el epicentro de un terremoto emocional. El tablao “Garbanzo Negro”, templo del cante más puro, acogerá su arte como se acoge al viento que despierta la piel. Wili Leal y Ramón de Puerta Tierra al cante, espadas de voz profunda, acompañarán la faena flamenca de esta bailaora que no interpreta, sino que posee el duende.
Con su braceo elegante, su taconeo firme como un rejón, su mirada de media faena y una presencia que torea al aire, Valeria ha logrado unir dos mundos: el del toro y el tablao. Cada desplante suyo parece una chicuelina al compás por soleá, cada giro es un pase natural en faena de inspiración. Ella no baila el flamenco: lo encarna, lo sangra, lo grita, lo calla.
En medio de una feria que ya vibra con capotes al sol y pasodobles al viento, la aparición de Valeria Meza no es un simple número artístico. Es un acto de afirmación cultural, un homenaje a las raíces compartidas, una corrida de emociones bailadas, donde el valor del toreo se funde con la estética del baile jondo.
Su paso por Sevilla no será efímero. El eco de su taconeo quedará grabado en los alberos del Real, y su nombre, que hoy es flor en capullo, ya perfila pétalos de leyenda. Porque Valeria Meza no ha venido a probar suerte, ha venido a conquistar lo que por derecho artístico le pertenece.
Y como dicta la tradición más cabal: todos a los toros, y luego al “Garbanzo Negro”. Que nadie se pierda el milagro de ver bailar a Valeria Meza Zapata, la bailaora colombiana que ha venido a Sevilla a romper el silencio con arte.
