22.09.2025 06:20 p.m.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
En su debut en la plaza de La Ribera, Diego Ventura desplegó una auténtica lección de maestría ecuestre y temple taurino, cortando tres orejas y conquistando al público riojano con una faena de categoría que reafirma su condición de figura indiscutible del toreo a caballo.
Arbeláez - Colombia. La Feria de San Mateo en Logroño volvió a convertirse en epicentro del rejoneo con la tradicional corrida de caballos. Una tarde de contrastes en la que Sergio Galán mostró su veteranía, Guillermo Hermoso de Mendoza dejó destellos de entrega y juventud, y Diego Ventura, en su esperado debut en La Ribera, rubricó una actuación de auténtico magisterio, capaz de prender fuego al tendido con su temple, precisión y creatividad a lomos de su cuadra estelar.
LA MAESTRÍA DE DIEGO VENTURA BRILLA EN SAN MATEO
La Feria de San Mateo en Logroño vivió este 22 de septiembre una de esas jornadas que quedan grabadas en la memoria colectiva de los aficionados al rejoneo. La plaza de La Ribera acogía la tradicional corrida de rejones con toros de Los Espartales para Sergio Galán, Diego Ventura y Guillermo Hermoso de Mendoza. El cartel no podía ser más atractivo, pero la expectación estaba en el debut de Ventura en este coso tras 27 años de alternativa. Y el resultado no defraudó: el rejoneador de La Puebla del Río salió por la puerta grande con tres orejas en el esportón y la sensación de haber regalado una obra maestra.
VENTURA, UN DEBUT CON FIRMA DE ARTISTA
El primer toro de su lote se presentó frío y parado, sin transmisión, exigiendo todo al jinete. Ventura lo entendió desde el principio, templando la embestida con garrocha en mano a porta gayola, dejando claro que venía a Logroño a entregarse. Sobre Nómada, se metió en los terrenos comprometidos, buscando siempre el embroque a un palmo, provocando al animal con un toreo de cercanías que estremeció a la plaza. El público rugió con Bronce, sin cabezada, en un ejercicio de doma milimétrica que levantó la emoción. El epílogo, con banderillas cortas y un violín ejecutado con precisión quirúrgica, fue la rúbrica de un rejoneo de inspiración clásica y brillantez actual. El rejonazo fulminante selló la oreja, con fuerte petición de la segunda.
EL ÉXTASIS CON EL QUINTO
Pero lo mejor estaba por llegar. El quinto de la tarde, más encastado y con mayor movilidad, permitió a Ventura desplegar todo su arsenal. Desde la salida, paró al toro en los medios con autoridad. Con Querido y Quitasueños se vivieron momentos de toreo eterno: caballo y toro enfrentados en apenas un palmo de terreno, Ventura citando con la mirada, aguardando al pitón contrario para quebrar en un suspiro imposible. La plaza entera se puso en pie, coreando cada embroque como si de un milagro se tratara. Las banderillas llegaron al estribo con precisión y emoción, en un rejoneo que conjugó riesgo, verdad y estética.
El toro fue aplaudido en el arrastre, Ventura recibió dos orejas rotundas y Logroño se rindió al genio sevillano en su primera comparecencia en esta plaza.
LA COMPETENCIA: GALÁN Y GUILLERMO HERMOSO
Sergio Galán mostró la solidez de su oficio, rozando la excelencia en su primero, malogrado con el rejón de muerte, pero saboreando el triunfo con una oreja de peso ante el manso cuarto. Guillermo Hermoso de Mendoza, con juventud y voluntad, no encontró aliados en su lote ni en la suerte suprema, quedando en ovación y silencio tras sus dos turnos.
UNA CONQUISTA MÁS EN LA CARRERA DE VENTURA
Lo de Ventura en Logroño no fue un triunfo más. Fue la constatación de que donde pisa, impone una jerarquía única, esa que combina el clasicismo de las suertes con la innovación del artista que no se conforma con repetir fórmulas. En La Ribera, en su debut, Ventura firmó una página memorable que engrandece aún más su leyenda.